Avellaneda: Polémica por el personaje de “El juego del calamar” ubicado en el patio de comidas de un shopping
Desde la Defensoría del Pueblo y la Asociación Libres de Bullying advirtieron por la participación de niños en una recreación de la sangrieta serie de Netflix. "¿Se le puede ofrecer “cualquier cosa” a los niños y las niñas? ¿Todo es excusa para convocar a las familias a un patio de comidas?”, cuestionaron en una declaración conjunta.
Una recreación del personaje de "El juego del Calamar", la sangrienta serie de Netflix, ocurrió en el shopping Alto Avellaneda lo que motivó la intervención del Ombudsman de ese municipio. Además la directora de la Asociación “Libres de Bullying”, licenciada María Zysman, y el Defensor del Pueblo Adjunto bonaerense, Walter Martello, elaboraron una declaración conjunta para concientizar sobre la necesidad de reforzar la prevención.
Consideraron que se debe realizar un abordaje diferente respecto a estos tipos de productos culturales que, en el caso de la serie de Netflix, están calificados para mayores de 16 años.
El documento elaborado por Zysman y Martello destaca que “cuando el juego (incluso los juegos “violentos” o agresivos) es planteado y organizado por los mismos niños podemos pensar en lo saludable del mismo. Podemos acompañarlo e incluso intervenir activamente. Cuando el juego es propuesto (¿impuesto?) por el afuera, y además es sumamente violento, es grave”.
“En los últimos días hemos recibido pedidos de ayuda ante la ´propuesta` de un shopping de Avellaneda que consiste en recrear uno de los juegos de la serie", señalaron.
La instalación está en el patio de comidas del establecimiento donde ubicaron a la muñeca gigante (idéntica a la del primer juego de la serie) alrededor de la cual niños corren (semáforo rojo, semáforo verde o uno dos tres cigarrillos cuarentaytres) y deben detenerse cuando la muñeca lo dice. "El que no lo hace sufre el disparo de soldados (recrean a los de la serie) ubicados alrededor del círculo”, agrega.
“¿Cuál es el límite entre las propuestas empresariales y los derechos de los niños, niñas y adolescentes? ¿Se le puede ofrecer “cualquier cosa” a los niños y las niñas? ¿Todo es excusa para convocar a las familias a un patio de comidas?”, se preguntan en la declaración.
Concluyen: “Sabemos que los chicos expresan con el cuerpo, la conducta o el juego, aquello que los atraviesa y les preocupa. Generemos espacios de expresión y acompañamiento, ofrezcamos nuestra mirada, nuestros brazos, nuestra escucha para que nos cuenten sus miedos y dolores. Recibamos los sufrimientos infantiles. Recibámoslos, no los generemos buscando ganar dinero”.
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