Caracas: El reino de Chavez sin prensa
A pocos días del lanzamiento de la nueva Ley de Medios Audiovisuales en Argentina, www.lanoticia1.com estuvo en Venezuela. Este era el panorama en Agosto de 2009.
La prensa colgada en el ropero
Lilí Berardi CARACAS.- 04 de Agosto de 2009
No hace falta pisar suelo Venezolano para percibir qué situaciones vive una sociedad que exacerba el odio a su máxima expresión. Hay que sacudirse prejuicios y comparaciones para mirar profundamente qué hay tras ese paisaje cromático que tiene por denominador el marrón y puede llegar hasta el gris. Así es Caracas. El rojo resalta sólo en las boinas y remeras que miles de venezolanos exhiben en las tiendas de los barrios más humildes. El pasado sábado han clausurado 34 radios y el demonio comienza a sobrevolar las mentes afiebradas de quienes confunden una acción de la prensa con la catártica rebeldía que los anima, sean oficialistas u opositores. Es que el delgado límite que separa a unos de otros se mide en sus métodos de penetración popular. Nadie dice la verdad y la noticia es una anécdota del pasado. No se puede estar informado si la batalla se dirime en el aire, el papel o la pantalla. Provocados y provocadores utilizan la misma moneda y, al igual que con el dólar, el mercado oficial cotiza a dos bolívares y el paralelo a cinco. Otra muestra del cinismo con el que se remonta una supuesta revolución socialista. Transitar las calles, recorrer los barrios llenos de basura en las veredas y llegar a un shopping no hace la diferencia. Chávez estará en todos lados, porque la cadena nacional se usa como mínimo tres veces por semana y por tiempo indeterminado.
Un día, mil días
En menos de una semana, los venezolanos han abandonado su indiferencia. Les divierte ver en vivo y en directo una pelea que sienta precedentes preocupantes para América Latina. La clausura de 34 radios es para el sector privado un acto de siniestra censura y la pequeña muestra de lo que vendrá si siguen envalentonados. Para el chavismo, un acto de justicia que termina con el “terrorismo mediático” que durante décadas manejó “la burguesía”. Sobre los cerros, la actividad es constante, LA POBREZA ES CONSTANTE. Estratégicamente, la CONATEL eligió el atardecer de un viernes para dar a conocer el cese de transmisiones de las emisoras privadas que prestan servicios en distintas localidades, con la obligación de cumplir un gran porcentaje de producción periodística local. El Sábado por la mañana la prensa se pone de luto. Los últimos minutos de transmisión en vivo denotan el alma de la prensa hecha girones. Las vacaciones escolares de invierno harán que los sectores que apoyan a los medios independientes estén lo suficientemente distraídos como para reducir el impacto. Fallaron. El lunes al mediodía, Lina Ron y “los motorizados” fueron por más y arremetieron armados en los estudios de Globovisión. ¿Era un globo de ensayo o una expresión fundamentalista del bolivarianismo puro? Esa pregunta no fue ni siquiera analizada por la prensa. Los periodistas aquí están obligados a trabajar a destajo de oficialistas u opositores. No tienen tiempo para pensar en la profundidad de sus mensajes, se ven atribulados, exasperados y hasta actúan en arengas dignas de dirigentes políticos de baja estatura. “De esto no se sale sin violencia”, augura una socióloga que actúa de columnista en el programa Buenas Noches y se arriesga con una hipótesis que puede transformarse en un delito si se aprueba la Ley que ha propuesto la Fiscal de Estado, para penalizar algo que por si a alguien se le ha pasado por alto abrazará a oficialistas y opositores. El Martes el escándalo trepa hasta que a media mañana se anuncia que la Comisión de Comunicaciones de la Asamblea Popular (nuestro Parlamento), no reúne el consenso para su tratamiento. A las 10 de la mañana, el Ingeniero Nelson Belfort, dueño del Circuito Nacional Belfort (CNB) y Presidente de la Asociación de Radiodifusión de Venezuela se reúne con esta cronista para contar su historia. Lejos de sentirse vencido por las circunstancias redobla su apuesta y se carga al hombro a más de 300 trabajadores, entre periodistas, operadores y técnicos de sus emisoras. Presenta un recurso de amparo ante una justicia que lo tiene esperando desde el año 2003, por una medida similar. Se quiebra sobre el final, cuando sobre su pareja piel morena refleja en la mejilla izquierda una lágrima destinada a su abuelo materno, el fundador de la primera radio de su pujante y exitosa empresa. Para quien esto escribe, la abstinencia de aire es más que una pena de lesa humanidad. El blackberry no deja de emitir señales una y otra vez. A las 11 de la mañana, en el auditorio del Hotel President, se reúnen los representantes de todas las organizaciones intermedias; desde Reporteros Sin Fronteras al Sindicato Nacional de Trabajadores de Prensa que lidera Gregorio Salazar, se expresan en un duro comunicado. Estalla otra noticia: el “Plan de democratización del espacio” no será tratado como ley, pero abren el debate en el que se escucha la vehemencia con la que cada representante recibe las opiniones de quienes forman parte de ese foro que quiere ir por más, imitando la hegemonía que critican en el manejo de las comunicaciones. Esa norma lleva en verdad el nombre de “Ley de Comunicación Social”. Al mediodía, en el cruce de Avenida Rómulo Gallegos y Sucre se intenta un breve piquete. Bajo los gacebos, los periodistas de CNB comienzan una transmisión que se extenderá hasta bien entrada la noche. Con megáfonos y emitiendo por Internet, invitan a la gente a sumarse. El escaso público aplaude y continúan las arengas hasta que otra noticia llega a la mesa de trabajo: “Lina Ron está detenida”. María Isabel Parra, la conductora estrella del espacio, dispara una carcajada y pregunta a los presentes: “¿Ustedes creen en esta noticia?” “Noooooooooooooo”, gritará el público convocado para la ocasión por una Concejal del Municipio de Sucre que ha llegado con sus seguidores. Los cánticos contra Chávez aumentan el volumen y la tensión. A cincuenta metros, la gente sigue paseando y almorzando en el patio de comidas del shopping Milenium Mall. El salario básico de un venezolano es de 900 bolívares más los tickets “bono alimentos” que operan distintas empresas como sucedía en Argentina con los empleados del sector privado. Con ese sueldo se come y se accede a la salud pública. El resto será para tiempos mejores según prometen los militantes de la revolución.
La “Bombilla” que ilumina
A las 12.00, la cadena nacional anuncia que Chávez ya ha comenzado a hablar en el barrio “La Bombilla” y resuena en las calles, en los autos, en los negocios su inconfundible prosa. Directo, didáctico y simple son los tres calificativos que se encuentran para analizar su interminable discurso. La pantalla de la cámara apunta al frente de la explanada y allí está la Guardia Nacional, formada como ejército de ocupación y vivada en varios tramos del mismo discurso con las flores que arroja sin retaceos el líder de la revolución socialista. En las tres horas que utilizará para este estratégico discurso hay palabras para todos. Todo en un mismo día de sólo 24 horas. Promediando la primer hora y para no desaprovechar la ocasión, Chávez se refiere al destituido presidente de Honduras: “Zelaya está de visita oficial, como corresponde a un presidente, en México. Felicitaciones para es país”… A sabiendas de que es una broma insustituible, la cronista se pregunta si con tan sólo 28 letras podrá derramar su desconfianza en la noticia. Las hurras al nuevo socialismo democrático son repetidas tras cada enunciado y algunos temas se repiten como si el público no fuese capaz de entender la primera explicación. Así, en simultáneo con las protestas, el Presidente sopla con fuerza la catarata de ideas con las que se obstina para mostrar al mundo su particular modelo. Quien haya visitado Cuba extrañará el romanticismo de su Revolución y la digna resistencia en la pobreza del pueblo que vio a Fidel Castro y al Che Guevara como los genuinos guerreros de su libertad.
Para la dama y el caballero
Con las palabras que impactan como balas en el frágil corazón de un venezolano, Chávez dispara sin piedad. Apela a la emoción, al criterio de justicia y equidad, a la distribución de la riqueza, al proyecto nacional de crecimiento, a la dignidad de los excluidos, a las razones de su discutible “revolución”. Simón Bolívar reposa en las paredes y las calles de la ciudad. Su hermosa gesta libertaria denomina precisamente al aeropuerto que recibe al extranjero con una gigantografìa de su presidente. Las letras de Bolívar en metal, la estampa de Chávez en poliuretano. A un lado de la avenida, los edificios; al otro, los cerros atestados de algo parecido a una vivienda. “Ahora el café es socialista”, descerraja frente al cuantioso pero poco entusiasmado público. Ha decidido expropiar dos procesadoras de café, un frigorífico y un matadero. Anuncia además su plan de agricultura, se ufana de los tractores aunque no explica por qué fracasó el acuerdo con el Grupo Los Grobo, que en cuatro años debía hacer estallar de soja el valle del Orinoco +. Llega el capítulo de los 30.000 “vergantinos”, el nombre que llevan los celulares de industria nacional. No hay un venezolano que ratifique haber comprado uno, sin embargo, el tentador precio de 30 bolívares (15 dólares en el mercado oficial) entusiasma a quienes no tienen acceso a la tecnología que, por ejemplo, muestran los equipos de audio de un parque automotor que en el centro de Caracas sorprende por su modernidad. A la hora de la pesadilla inmobiliaria con la que se ha paralizado la compra y venta de propiedades el Presidente no ahorra calificativos: “La propiedad privada es una campaña de la burguesía. He invertido millones de bolívares para que el pueblo sea propietario”, y a continuación aclara que a nadie se le arrebatará lo suyo, para estimular a los bancos a que otorguen préstamos, algo que al día de hoy es inviable para cualquier trabajador. Señala al frente y destaca la labor de TV Peta, un canal comunitario que tiene el desafìo y la misión de prestar servicios en Petare, el partido que alberga al barrio de Bombillas. “Ellos sí son un modelo de comunicación social, lo están demostrando”.
¿QUIEN ES LINA RON?
Se llama Lina Linette Ron Pereyra. Cumplirá sus 50 años en el mes de Septiembre y desde niña, acunó convicciones en brazos de su padre concejal. Estudió medicina, su militancia estudiantil no le permitió terminar su carrera. Caracas la considera la más genuina representante de los “buhoneros” –vendedores ambulantes- y líder territorial que pone en jaque hasta el propio Chavez. Está detenida, su Comandante la criticó en público y dijo que debe someterse a la ley, condenando su ingreso por la fuerza a las instalaciones de Gobovisión acompañada de varios “motorizados” armados.
La Radio es mía
Para la prensa que depende de los privados, el 5 de Agosto es un día fundacional. En el Centro Cultrural El Calao, se reúnen periodistas, operadores, administrativos, dueños de medios y oyentes para emprender una nueva batalla. Bajo el lema “La Radio es mía”, se aprestan a ganar la calle compitiendo con las concentraciones chapistas. “Pondremos una radio en cada plaza de cada pueblo y seguiremos por Internet, por twitter o por donde sea”, dice María Isable Parra. La arenga continúa con una emotiva definición de la radio, pronunciada por Isa Dobles –su prestigio en los medios remite a la Betty Elizalde argentina”. Con pancarta en mano anunciando “No nos callarán, Renán Acosta –periodista de la ya desaparecida cadena RCTV- empuña el arma más filosa: su lengua.
Los chicos de rojo
Es miércoles y la guerra sigue en la programación de todas las radios, los medios gráficos y los canales. No hay noticias, sólo “bajadas de línea” y una victoria parcial cuando la Comisiòn de Comunicaciones de la Asamblea Nacional, anuncia que no hay consenso para el tratamento de la ley que pena con hasta cuatro años de prisión a los periodistas que “tergiversen” información. Claro que el vocablo “tergiversar” no tiene el mismo significado para quienes ya han colgado en el ropero su verdadera misión de informar y opinar. En cercanías de la Plaza Venezuela, una multitud de militantes jóvenes se reune para contraponerse a la idea “del enemigo mediático terrorista y burgués”. Ellos también con sus banderas, gorras y remeras rojas ganarán la calle con sus medios de comunicación para exigir al Gobierno que continúe con la “democratización de los medios”. Están convencidos, despiertan la envidia con su sangre clara y sus manos dispuestas a defender la Revolución Bolivariana. Hablan con la adrenalina a flor de piel. “Tabaré es un traidor, quiero ir a votar a Uruguay porque hace 32 años que vivo aquí pero tiene que ganar el Pepe Mugica”, dice una mujer madura mientras explica el plan con el que trabajan para rescatar a los jóvenes adictos. “Esto no termina sin sangre” dicen cuando se les pregunta cómo imaginan el futuro. Es una brigada potente, informada, culta y valiente. Se animan a todo y ratifican que será “patria o muerte”.
+ Soja con olor pampeano
Tras un año de contrato, el empresario Gustavo Grobocopatel se retiró de Venezuela tras comprobar que sólo había podido sembrar y cosechar 3.000 hectáreas. En su reemplazo, llegará un ingeniero de estrecha vinculación con el Secretario de Agricultura de Argentina: José Di Rico, oriundo a igual que Cheppi de la ciudad de Mar del Plata.