El crecimiento de los vinos bonaerenses: “Recién ahora empieza a mirarse la actividad como una actividad válida”
El vino es considerado la bebida nacional por excelencia, incluso por ley, pero pensar en su producción significa, la mayoría de las veces, pensar en Mendoza. Lo cierto es que desde el año 2000 son muchos los productores que se asentaron en distintos puntos de Buenos Aires y que producen miles de litros al año.
Hace 20 años la superficie cultivada con vides en el territorio argentino la concentraban Mendoza y San Juan. Hoy, la vitivinicultura argentina se extiende en 19 provincias, entre ellas Buenos Aires, un territorio que gracias a su heterogeneidad da la posibilidad de cosechar las más variadas cepas.
¿Por qué desde hace 20 años? Fue en el año 1998 cuando se abolió la Ley Nacional de Vino que prohibía la actividad vitivinícola en todo el país, exceptuando la región de Cuyo. Desde entonces, Mendoza y San Juan se consolidaron como los grandes productos de la bebida.
Manuela Parra es productora en Bodegas Saldungaray y, además, es referente de la Cámara de Producción Vitivinícola Bonaerense y contó cómo fue transitar el largo camino de la producción de vinos en Buenos Aires, en medio de los prejuicios y los obstáculos propios de una actividad que recién ahora se empieza a popularizar.
En su caso, sus padres agrónomos se dieron cuenta cerca del año 2003 que los suelos de Sierra de la Vetana reunían las condiciones necesarias para plantar vid, y allí comenzó este emprendimiento familiar que hoy en día produce 50 mil litros al año.
¿Cómo deben ser las condiciones climáticas y de los terrenos para poder producir vid?
Vino no se puede hacer en cualquier lado, tenes que buscar lugares donde las condiciones de suelo y de clima sean las adecuadas. Se hace vitivinicultura en alta montaña y en la serranía. Como a 0 metros sobre el nivel del mar en clima oceanico y en condiciones desérticas o semidesérticas hay muchísimas posibilidades, clima frío, cálido, lo cierto es que vos tenes que cumplir igualmente alguna de esas condiciones para que esa uva te pueda ofrecer vinos de calidad. Una de las condiciones es que no llueva en exceso y que tengas buena amplitud térmica, ahora cuando nosotros nos vamos a la provincia de Buenos Aires nos vamos a encontrar con esta heterogeneidad. Estamos los productores que trabajamos un poco apegados a lo que es la enología moderna, con este estilo, pero después hay productores muy tradicionales como los vinos de La Costa, la zona de Berisso, Ensenada, que se trabaja incluso con un tipo de vid que ni siquiera es vinifera y que el Instituto Nacional Vitivinícola no lo permite, pero hay una excepción porque es un trabajo super interesante desde hace una pila de años que hubo que contemplarlo también
¿Cual es la diferencia con la vid bonaerense vinifera y la que no lo es?
Ellos trabajan en el humedal directamente, nosotros fuimos a Sierra de la Ventana y ni siquiera somos nativos de allí, buscamos este lugar para hacer vinos por las características que tiene, ahora la gente que está en lugares muy húmedos no son las características óptimas de hacer vino, pero es aquella gente que logró encontrar una sabiduría suficiente para producir un vino que es un rico vino, puede ser que no vaya a ser un super vino de exportacion, de aquellas zonas donde se trabaja con vios re top, pero tenemos un vino digno que está bien. En Buenos Aires vos tenes esta heterogeneidad de terruños donde trabajan y conviven emprendimientos que vienen muy pegados a la tradición como aquellos que están más cerca de los humedales. El caso de San Nicolás, por ejemplo, que es un caso que esta de muchos años, pero en Argentina entre el 1934 y 1998, estuvo vigente la Ley de Vino que prohibió la comercialización de todos los vinos que no tuvieran origen en Cuyo y las provincias cordilleranas del norte porque querían hacer un fomento de economías regionales en estas zonas que les parecían, a priori, que eran las que discutiblemente iban a encontrar una calidad alta, dejando afuera un montón de lugares que sí tienen posibilidades de también alcanzar calidad, pero no se llegaron a aclarar nunca en Argentina. A la vez quedó todo lo que el litoral por ejemplo, como la vera del Río Uruguay, en la zona del Delta, provincia de Buenos Aires. En San Nicolás había cualquier cantidad de viñedos que se tuvieron que arrancar.
Esta ley es muy loco porque mucha gente no la conoce. Quedó dandose por sentado que había que hacer los vinos en Mendoza sin demasiadas preguntas, pero a partir del 2000 se desarrolla Neuquén con todo el trabajo que se hizo en estpa en la zona de San Patricio del Chañar que es alucinante y que es muy grande porque ahí se hizo con fuertes políticas de subsidios y crediticias que se le puso mucho dinero a ese proyecto y se armó un polo grande
En Buenos Aires somos todos productores chicos que llegamos más o menos cerca del año 2000, de ahí en adelante con la perspectiva de empezar a hacer algo de vitivinicultura, pero de un tamaño chico. En nuestra caso somos una familia que pensamos en poder hacer algún trabajo que nos nuclee conjuntamente que no tenía que ser el eje de la economía de cada uno de los miembros de la familia sino una cosa más, después nos dimos cuenta de que era bastante complicado, nos lleva muchísimo trabajo. Desde el año 2003 somos cinco hermanos que estamos siempre poniéndole un monto a todo esto y los que iniciaron el proyecto fueron mis padres que son agrónomos los que vieron para el año 2000 que en esta zona había posibilidades de hacer vinos de calidad, entonces nos proponen a los hijos este desarrollo y nos enganchamos y actualmente seguimos todos trabajando en el proyecto. Son de muy largo plazo los proyectos.
¿Hay diferencias entre lo que se produce en Cuyo y en Buenos Aires?
Siempre hay diferencias en los distintos lugares, por eso son importantes las denominaciones de origen. En provincia de Buenos AIres los vinos de Médano y los de Sierra de la Ventana son totalmente distintos y estamos a 120 kilómetros dentro del mismo sistema serrano. Hay un producto nuevo a 80 km y hay diferencias. El clima marca en gran medida la concentración de los compuestos que son los ingredientes con los cuales elaboramos el vino, entonces el vino te va a salir distinto.
¿Cómo es la característica de los vinos bonaerenses? ¿Hay cepas predominantes?
En el sudoeste de la provincia de Buenos Aires tenés mucho sol. Si me corro de Sierra de la Ventana a Tandil, donde también se hacen vinos, tenés más días nublados entonces varías la cepa con la que trabajas o trabajas con la misma cepa porque dio, pero las características van a ser diferentes. Aca no digo mejor o peor, sino diferentes. Si hay una cosa muy comoda del sudoeste de la provincia de Buenos Aires, es que trabajas con más cepas porque tenes mas sol y maduran más cantidad de variedades, malbec, merlot, tempranillo, cabernet sauvignon, chardonnay, pinot noir, todas esas cepas y no pasa en todos lados. Ahora hay alguna bodegas que se están colocando más al norte y en zona más húmeda y trabajan con pinot noir y más con los blancos, entonces le apunta a un grupo de cepas más reducidos porque saben que con otros en esa zona quizás tengan mayores dificultades o incluso hay que ver lo que pasa cuando tienen exceso de humedad con las curaciones, hay que aprender a manejar eso. Yo soy partidaria de que hay que tratar de estar en un lugar donde la naturaleza te ayude y tengas que intervenir menos. Si intervenis menos, vas a sacar un producto más natural y más barato porque curar es caro, pero eso no invalida una zona. No nos tenemos que poner tan ortodoxos que es lo que hicimos en Argentina durante mucho tiempo, decir “la zona tiene que ser si o si esta” e invalidar un montón de otras zonas. Creo que la provincia tiene ante todo diversidad de posibilidades.
¿Cuáles son las fortalezas de la provincia de Buenos Aires para producir vino?
La provincia no es todo pampa húmeda, a veces es un error que tenemos. El hecho de que aparezcan diferentes posibilidades tiene que ver con, por ejemplo Médanos, al sur de Bahía Blanca trabajó con clima oceanico semi desértico y Chapadmalal, que es donde está trapiche tenes un clima donde hay más humedad, más días nublados, allí se cura un poco más y se trabaja con otras cepas. En Médanos como en la sierra hay mucho sol. La gente de Trapiche no arrugó porque tenga que trabajar con menos cepas. En nuestro caso me encanta la zona de sierras porque el clima es bien seco, tenes un viento constante molesto, pero es un perfecto aliado para el control de sanidad natural en los cultivos. Llovió, tenes viento inmediatamente, eso hace que seque y te evitas un montón de curaciones porque simplemente el viento seco y no se llegan a generar determinadas pestes.
¿Cómo ves el futuro en la producción de vinos bonaerense?
Para mí tiene una potencialidad interesantísima porque yo veo que hay posibilidades. La provincia de Buenos Aires es casi todo cultivo intensivo y hay unidades agrarias muy grandes. Es algo que nos pasó cuando quisimos comprar un campo chico en Sierra de la Ventana, necesitas menos tierra, es otra forma de habitar el campo. Es interesante porque la actividad agraria se complejiza, se vuelve más heterogénea y accesible a otros sectores, y a la vez esos sectores que vienen de la mano del mundo del vino traccionan un montón de actividades económicas en cada lugar en el que se instituye, porque está relacionada con el turismo, gastronomía, muchas veces con proyectos inmobiliarios porque se realizan y se buscan en torno a viñedos y este tipo de actividades. Yo veo que para la provincia es interesante porque las otras actividades ya existen, ya están en funcionamiento.
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