A 47 años del histórico abrazo entre Perón y Balbín en Vicente López: "Fueron los primeros en combatir la grieta"
Uno estaba de regreso tras 17 largos años de exilio, el otro estuvo preso durante las presidencias del General. Ambos decidieron acercarse en medio de la violencia desatada por la dictadura que asolaba el país. El histórico encuentro fue sellado con un abrazo que quedó grabado para la posteridad. "Ese gesto marcó un símbolo para la democracia", contó a LaNoticia1.com el diputado Emiliano Balbín, nieto del líder radical.
Por Christian Thomsen Hall
LA HISTORIA
En la ciudad de Vicente López se escribió un capítulo importante de la historia democrática argentina. El 17 de noviembre de 1972, tras 17 años de exilio, regresó al país Juan Domingo Perón. Luego de permanecer dos días en el Hotel Internacional de Ezeiza, el domingo 19 de noviembre el General se dirigió a la casa de Gaspar Campos 1065, esquina Melo, donde el Partido Justicialista compró una residencia para el expresidente argentino, donde más de 40 mil personas se movilizaron hasta el municipio para recibir al líder justicialista que había regresado a su país.
La casa se construyó entre 1944 y 1955. El dueño original fue el Dr. Von der Becke. Los segundos dueños fueron la familia Bauer Megelbeck. Ellos vendieron la casa al Partido Justicialista en junio de 1972. Algunos días antes de que llegara el General, Isabel Perón fue vista en el barrio tras visitar la residencia para conocer el lugar. Con la llegada del exmandatario una multitud se movilizó hasta la zona residencial y en consecuencia se registraron grandes daños en el barrio, que el mismo Perón días después mandó a reparar, según dicen, con su propio dinero.
Ese domingo, apenas 48 horas después de la llegada de Perón, el General recibió una visita inesperada. En medio de la multitud y la militancia peronista, un dirigente opositor con quien vivió una tensa relación aguardaba entre la muchedumbre el momento de entrevistarse con su antiguo adversario: Ricardo Balbín. Uno era el fundador del movimiento peronista y dos veces presidente de la Nación; el otro, conductor de la Unión Cívica Radical, la otra fuerza política de raigambre popular. Al encontrarse, ambos se fundieron en un abrazo que quedó para la historia.
La relación entre ambos no había sido la mejor, tanto que Balbín sufrió en la cárcel durante las presidencias de Perón. Antes, en 1946, el radicalismo había formado parte de la llamada Unión Democrática, la coalición antiperonista que no pudo frenar el ascenso al poder del entonces coronel. Después, en 1955, el radicalismo apoyó sin tapujos a la Revolución Libertadora que derrocó a Perón. La brecha se ensanchó aún más cuando, en 1958, el jefe peronista mandó votar por Arturo Frondizi, líder de la otra corriente. Desde entonces, los caminos de ambos fueron divergentes.
A principios de los '70 Argentina estaba sumida en una espiral de violencia desatada por la dictadura que asolaba el país desde 1966, sobre todo después de que los militares fusilaron a 19 rehenes en la base Almirante Zar, tras la fuga masiva del penal de Rawson. En consecuencia, tanto Perón como Balbín decidieron tener un acercamiento para crear La Hora del Pueblo, un acuerdo multipartidario que reclamaba elecciones libres en el país. Durante meses calientes de tiras y aflojas, el histórico encuentro finalmente tuvo lugar en el municipio de Vicente López.
UN ABRAZO HISTÓRICO
El domingo 19 de noviembre de 1972, en horas de la tarde, Balbín, acompañado por Juan Carlos Pugliese, Enrique Vanoli y Luis León, se dirigió a Vicente López, pero, cerca de la residencia, comprobaron que sería imposible sortear el acampe juvenil que bloqueaba la puerta principal. No les quedó más remedio, entonces, que rodear la manzana e ingresar por los fondos de una casa lindera, para lo cual saltaron la tapia valiéndose de la escalera que proveyó un vecino. Cuando, sorteado el obstáculo, el visitante ingresó a la sala donde aguardaba Perón, se produjo el encuentro.
El histórico momento quedó sellado por un abrazo afectuoso con sabor a reconciliación. Los contactos continuaron después del triunfo electoral del peronismo y el retorno definitivo de Perón a la Argentina. El último de ellos fue durante la tercera presidencia de Perón, tras la renuncia de Cámpora, poco antes de la muerte de aquel. La relación amistosa entre ambos líderes se afianzó tras aquel histórico abrazo de Gaspar Campos y Balbín se granjeó la confianza de Perón. Incluso, fue consultado en varias ocasiones a la hora de tomar ciertas decisiones de gobierno.
EL RECUERDO DE EMILIANO BALBÍN
Emiliano Balbín, oriundo del municipio de Salliqueló, es diputado provincial de Cambiemos por la Sexta Sección Electoral. Viene de una tradición familiar política debido a que es nieto del histórico líder de la Unión Cívia Radical, Ricardo Balbín que falleció en 1981. En 1946, el ex dirigente fue elegido diputado nacional y disputó la presidencia de la Nación en cuatro ocasiones, perdiendo dos con Juan Domingo Perón. En diálogo con LaNoticia1.com, el legislador recordó a su abuelo, definido por la UCR como un protagonista excluyente de la historia Argentina del siglo XX.
"En política hay cuestiones que tienen que ver mucho con lo simbólico y el abrazo entre Perón y Balbín tiene un símbolo fundamentalmente vinculado con el diálogo que en ese momento se vivió como un gran gesto. En aquella oportunidad, los dos grandes líderes se juntaron para terminar con los antagonismos entre radicales y peronistas. Fueron los primeros en intentar cerrar la grieta. Ese abrazo generó algo tan importante para la democracia que tiene que ver con el entendimiento y buscar una salida más allá de las diferencias", señaló Emiliano Balbín a este portal.
"Ricardo Balbín decía que 'cuando los grandes líderes se juntan en busca de la unión nacional, el pueblo también se amiga'", recordó el diputado provincial, quien contrastó aquel histórico hecho con la situación en América Latina: "La construcción pese a las diferencias ayuda a la paz social. Hoy en día estamos viendo alrededor de este país que se generan estallidos y hay violencia, como es el caso de venezuela, Bolivia, Chile o Colombia. Actualmente venimos de una grieta entre los argentinos. Tenemos que generar un entendimiento de que podemos ser rivales pero no enemigos".
LA COMPARACIÓN CON MACRI Y ALBERTO
Emiliano Balbín sostuvo que "hacer una comparación entre el abrazo de Perón y Balbín y el encuentro entre Mauricio Macri y Alberto Fernández no es bueno". No obstante, señaló: "Creo que estuvo bien el gesto del presidente Macri en recibir a Fernández y eso también fue todo un símbolo. Es necesario crear esos encuentros, sea quien sea el que gobierne, porque sino la historia termina en diferencias, estallidos y violencia. Hemos dado un paso para que se respeten las instituciones en nuestro país y en la alternancia de gobierno, ahora el desafío es poder acordar políticas en común".
En ese sentido, agregó: "En una democracia es importante que los presidentes entreguen el mando cuando dejan el poder. Todo esto es parte de un aprendizaje. Este 10 de diciembre se van a cumplir 90 años desde que un presidente no peronista o no de facto entrega la banda presidencial a otro presidente electo. Macri y Fernández van a quedar en la historia por esa fotografía. La alternancia debe vivirse en paz". Y concluyó: "Los que venimos del radicalismo siempre estamos recordando a Alem o a Irigoyen, nuestros grandes líderes, porque con u legado nos muestran el camino a seguir".
OTRO HECHO SIMILAR: EL BALCÓN DE ALFONSÍN Y CAFIERO
En 19 de abril de 1987, el presidente Raúl Alfonsín anunció ante una multitud el final del alzamiento militrar carapintada. Con la convicción de que no hubiese derramamiento de sangre, el presidente radical había ido personalmente a negociar con el líder de los revulsivos, Aldo Rico. Voló en helicóptero e ingresó a Campo de Mayo solo y sin custodia. Unas horas después, regresó a la Casa de Gobierno y ante una marea de gente rugiente y emocionada, Alfonsín reapareció en el balcón y con los brazos en alto pronunció una frase que quedó para la eternidad: "Felices Pascuas. La casa está en orden y no hay sangre en la Argentina".
Aquella noche mientras pronunciaba su discurso, Alfonsín invitó a estar en el balcón al líder justicialista, Antonio Cafiero, el discípulo de Perón que no dudó en acompañar al expresidente y quedó en la historia como símbolo del PJ. Ricardo Alfonsín, exdiputado nacional por la provincia de Buenos Aires e hijo del histórico presidente argentino, contó a LaNoticia1.com que el rol de Cafiero en aquel violento episodio fue "clave para que el peronismo estuviera en el balcón" ese domingo. Además, recordó que el líder opositor jugó con "lealtad democrática durante la transición, lealtad que tanta falta nos hace hoy".