Cacerolazo y resistencia en la Región Capital: “Pensé en mis nietos e hijos y vine a defender la democracia y mi patria"
Las testimonios y postales del 20 de diciembre en la capital de la Provincia. Cientos de vecinos de La Plata, Berisso y Ensenada cortaron Av. 7 por más de 4 horas. Desde LaNoticia1.com dialogamos con los manifestantes. Todas las imágenes.
Por Gabriela Edith Lorenzo
Apenas finalizó la Cadena Nacional en la que Javier Milei comunicó 30 de las más de 300 medidas que forman parte del anunciado Megadecreto, en la capital de la Provincia, la gente comenzó a congregarse en calle 7 y 50. La misma esquina que hace un año atrás por esta fecha, se llenó de camisetas de Argentina festejando el triunfo de la Selección de Messi en el Mundial, permaneció cortada hasta las 02.00 de la madrugada.
Platenses de todos los barrios, berissenses y ensenadenses, fueron llegando con cacerolas, banderas y carteles a tomar las calles al grito de “Milei basura, vos sos la dictadura”, “La patria no se vende”, “Toto Caputo la puta que te parió” y otros cánticos. Pasadas las 22.00, la Av. 7 estaba cortada en ambos sentidos, al igual que el acceso por calle 50; en la esquina de 6, un patrullero policial escoltaba el corte del tránsito.
“Calle, calle y calle”, dijo Mario Secco durante un encuentro de campaña en La Plata, del que participaron su par de Berisso, Fabián Cagliardi, el entonces candidato a la conducción de la ciudad de las diagonales, Julio Alak y el Gobernador, Axel Kicillof. Pero incluso antes de que se definieran las Generales de octubre, la apuesta del peronismo bonaerense fue que la Octava Sección y los dos distritos vecinos de la Tercera, se transformen en la Región Capital de la Provincia.
Cerca de las 23.00, a los carteles hechos a mano, se sumaron las banderas del Polo Obrero y del Astillero Río Santiago. “El pueblo es de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode”, “Patria sí, colonia no”, “Mauricio Macri la puta que te parió”, se renovaron los cánticos. Al repicar de cacerolas, cacharros, tapas, latas y hasta coladores, se plegaron los de bombos y tambores.
En la primera entrevista que brindó el ex presidente Macri luego del triunfo de Javier Milei en las presidenciales, llamó a los jóvenes a salir a las calles a batallar contra los orcos. “No se van a quedar en su casa”, dijo y completó: “El núcleo revolucionario de Javier Milei son jóvenes que trabajan y reclaman la oportunidad de poder trabajar y ahorrar, y ellos están muy firmes”.
Y los jóvenes salieron a las calles a defender sus derechos y no lo hicieron solos, sino que también llevaron a sus padres. Así lo contó una vecina en diálogo con LaNoticia1.com: “Mi hija me llama, estaban preparando los carteles con las chicas, y dijimos, bueno, vamos. Vinimos desde Los Hornos”. Y agregó: “No estoy de acuerdo, pero de ninguna forma, obviamente que se sabía cuando ganó como presidente que esto iba a pasar, pero bueno, acá estamos, resistiendo”.
El relato de mujeres que fueron convocadas por sus hijos se repite en otros testimonios. Una señora de unos 60 años agarra del brazo a un joven que caminaba delante de ella y le dice: “Lucas, avísame cuando te muevas a cualquier parte”. Al lado, Mónica golpea una cacerola ya bastante abollada y cuenta: “Me había acostado a dormir, me levantaron mi marido y mis hijos”.
“Soy Mónica Mocoloni y vine desde Tolosa”, cuenta: “La mayoría de mis vecinos votaron a Milei. Me parece muy triste que todo lo que construimos durante muchos años para tener Aerolíneas, tener YPF y que hoy este señor HDP quiera privatizar todo esto. Es una vergüenza lo que está haciendo. No podemos regalar un país. Ya nos pasó. La verdad que es muy triste. Y espero que la gente se manifieste, que la gente luche. Yo soy periodista agropecuaria y fui anulada por el gobierno de Macri”, dice y se quiebra en lágrimas: “Me quedé sin laburo por Macri. Y no voy a permitir, después de reconstruirme, que este hijo de puta me vuelva a anular de nuevo. No me van a quebrar más”.
Ya había pasado la medianoche y la gente seguía llegando, entre aplausos, repiqueteos, bocinas y cánticos, se veían muchas ollas o cacharros bastante abollados, a pesar de haber llegado en perfecto estado a la esquina de 7 y 50. “Lo abollé todo y me fui sacando la furia que tengo”, cuenta la piba mientras le da con la cuchara al hueco que se formó en el jarro.
Más adelante, otra mujer cuenta que llegó a las diez de la noche y que “esta es la primera”, advierte mientras golpea una olla con una cuchara de madera. A unos pasos, una familia aplaude en torno a una vieja lata de pintura con la que un hombre lleva el ritmo del repiqueteo. También está abollada y la mujer que acompaña con las palmas cuenta que quedó así “de la bronca que tenemos”. Observó a su lado la olla casi destruida de la otra manifestante y dijo: “Ni loca, ¿sabés lo que sale comprar cosas de cocina ahora?, en dólares”.
Otro hombre golpea lo que se puede adivinar alguna vez fue una budinera: “Soy Luis López, estaba durmiendo. Después me enteré de este movimiento y pensé en mis nietos, en mis hijos y vine a defender la democracia y mi patria”. Su esposa, Estela, cuenta que llegaron desde Tolosa y dice: “Estábamos los dos acostados y dijimos, ¿Qué hacemos los dos acostados acá si tenemos que defender la democracia? Nuestros nietos, nuestros bisnietos. Tenemos 68 años, podríamos estar durmiendo tranquilos, pero hay que defender la democracia. Es nuestra Argentina”.
Promediando la 01.00 un jubilado se descompuso y quedó tirado en la calle, varios de los presentes le practicaron maniobras de RCP mientras se aguardaba la llegada de la ambulancia. Sin que mediara intervención policial, los vecinos fueron dando la voz de alerta y abrieron paso sobre Av. 7 para que el servicio del SAME trasladara al hombre al Hospital San Martín. Luego trascendió que tenía 72 años y falleció de un paro cardíaco.
Rápidamente la calle se volvió a ocupar y una media hora después se comenzó a desconcentrar. Eran las 02.00 cuando las cerca de 100 personas que aún quedaban en el lugar, formadas en ronda ,entonaron las estrofas del himno nacional argentino. Igual que hace un año atrás, cuando el 18 de diciembre la Selección salió campeona del mundo, el “Oh Oh Oh” se hizo sentir fuerte. Una garúa cada vez más fuerte acompañó a los manifestantes que se marchaban sin dejar de hacer sonar sus cacerolas.
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