Comedor Escolar de Chacabuco con cuatro pechugas para 130 chicos
Según la presidenta del Consejo Escolar, Maria Cristina Domínguez, los comedores funcionan correctamente y pueden brindar comida con 2 pesos por almuerzo de alumno. Respondió a las acusaciones del Pro, aunque confirmó que el caso existió.
La noticia publicada por Vive Chacabuco llamó la atención de todos si se tiene en cuenta que el monto destinado a los comedores escolares de toda la provincia de Buenos Aires asciende a sólo dos pesos por alumno.
Según relatan los colegas la presidenta del Consejo Escolar de Chacabuco, Maria Cristina Domínguez, salió a exponer argumentos que defienden el estado de los comedores. Según sostiene los menúes que se sirven son correctos y corresponden a lo indicado, en cuestión de aportes de nutrientes, con indicaciones remitidas por la Provincia.
La comida, expresó, la establece Servicio Alimentario Escolar (SAE) y está elaborado por nutricionistas.
La importancia de estas declaraciones va más allá de cualquier consideración y genera sentimientos antagónicos en pocos segundos de razonamiento. Piénsese la alegría que puede sentir una persona que desconoce la realidad del país y se entera que en el mismo se puede comer por ¡2 pesos!.
Ahora bien, ese estado durará el tiempo que ingrese a una comercio a comprar, no digamos asado, sino por ejemplo tomates.
Días atrás, desde el bloque de concejales de Unión Pro, formularon acusaciones sobre la situación de un comedor del distrito, el que, según los mismos ediles, contaba con un stock de sólo cuatro pechugas de pollo.
El caso ocurrió en una escuela de Chacabuco donde por faltante de comida las cocineras debieron usar su ingenio y preparar un salpicón de ave para 130 alumnos con cuatro pechugas.
Asombroso. Repetimos la ecuación: 4 (pechugas) dividido 130. Eso sí, no hay que olvidarse que era un abundante, rico y nutritivo (según la directora y la provincia) salpicón.
Con respecto al caso en cuestión y a las declaraciones del PRO, Domínguez no dudó en invitar a que los concejales concurran a los comedores (no precisamente con intenciones de quedarse a comer) para que saquen ellos mismos sus propias conclusiones de la situación. Así y todo reconoció que lo de las cuatro pechuga fue un error aislado de cálculo por parte de la escuela. Según parece, el establecimiento recibió una cantidad de alimento para dos días, y en el primer día mandaron a la olla parte de lo que correspondía para el día siguiente.
La presidente del Consejo Escolar, remarcó que el trabajo realizado en los comedores es controlado por el Consejo mediante visitas regulares donde además de verificar si la cantidad de alimentos es suficiente y si se respetan los menúes, prueban las comidas y certifican la cantidad de chicos que asisten.
El punto clave, para Domínguez, es realizar compras al por mayor y a partir de allí poder conformar un stock de alimentos no perecederos. Una gran estrategia que, si bien puede generar dudas en la práctica misma, al parecer funciona en una teoría extremadamente abstracta, con niños felices correteando por los prados y nutrientes en oferta, al módico precio de 2 pesos.