El demoledor testimonio de la dueña de la casa donde chocó el avión en San Fernando: "Se abrazaron para morir"
“Yo los veía desde la reja”, relató la mujer y declaró que los escuchó pedir ayuda desde adentro de la aeronave. Una de las hipótesis en la que se trabaja es que los pilotos no murieron por el impacto.
Narcisa Martínez, de 62 años, fue una de las primeros testigos del fatal accidente que protagonizaron Martín Fernández Loza y Agustín Orforte cuando este miércoles regresaban de un vuelo a Punta del Este y se disponían a aterrizar en el aeropuerto de San Fernando.
La mujer es la dueña de la casa en la que se estrelló el avión privado perteneciente a la familia Brito y en diálogo con El Trece , declaró haber escuchado a uno de los pilotos pedir ayuda tras el incidente. “Se abrazaron para morir”, relató Narcisa.
Vale destacar que entre las primeras versiones que sugieren, se barajó la posibilidad de que Fernández Loza y Orferte, no murieron por el impacto sino por inhalación de humo o calcinación; máxime teniendo en cuenta que además la cabina terminó casi intacta.
“El avión me quedó a tres pasos, después empezó a salir el humo”, describió la y agregó: “Se abrazaron para morir. Los vimos así y después corrimos. Yo los veía a ellos desde la reja que se abrazaban. Y ahí fallecieron en el incendio”.
“Había muchos gritos, por eso pensamos que había más gente en el avión. Gritos desgarradores, se escuchaban por toda la cuadra. ‘Sacame de acá por favor’, decía uno”, reveló la mujer.
“¡Que alguien nos ayude”, gritaban los pilotos en medio del caos, según relató Narcisa a La Nación. “Se escuchaban los gritos desesperados, pero tardaban un montón y no sabíamos qué hacer. Por ellos murieron, los podían haber salvado”, se lamentó.
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“El árbol nos salvó”
Una de las nietas de Narcisa relató el momento en que la aeronave impactó y dijo: “En ese momento el avión empezó a explotar. Fue horrible. Cuando empezaron las explosiones más fuertes, logré salir, y mi mamá también. Pero en el apuro no me dejaban sacar a nuestro perro”.
Una de las alas del avión privado quedó incrustada en el techo de la vivienda. “Fue un ruido que retumbaba todo. Yo quería ver, pero el humo lo impedía. Tenía guardadas garrafas. Pensé que iba a explotar todo”, señaló Narciza.
“Si no salíamos por el fondo moríamos todos. Ese árbol [que está frente a su casa] nos salvó. De no haber estado, quedaba el avión arriba de la casa”, expresó.
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“Necesito una casa para vivir”
La casa de Narcisa quedó con peligro de derrumbe y debe aguardar a que se terminen las tareas y se retire por completo la aeronave para ingresar al domicilio. “Perdimos todo. Van a demoler toda la casa y no nos dejan sacar nada”, explicó la mujer al tiempo que reclamó: “Los aviones no respetan nada, recién pasaron cuatro casi al límite”.
“Anoche dormimos en la municipalidad. Nos dieron colchones y comida, pero yo soy una mujer mayor, no puedo dormir en el piso. No dormí nada. Ahora estamos esperando al abogado para saber qué hacer”, declaró la vecina en diálogo con La Nación.
Además Narcisa fue víctima de un robo en el albergue provisorio: “Ayer me robaron el celular en la municipalidad. Somos tantos que pasan esas cosas. Necesito una solución, una casa para vivir. No puedo seguir así, con los chicos, los perros…”.
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