En Punta Alta echaron a 70 trabajadores de la Armada y el pueblo se movilizó, desde el intendente hasta el cura párroco
Ocurre en la ciudad cabecera del partido de Coronel Rosales, que tiene apenas 50 mil habitantes. Unas 70 familias quedaron en la calle y buena parte de la localidad salió a protestar. "Tenemos que acompañar y defender", dijo el Padre César.
La incertidumbre y la angustia se apoderan de Punta Alta, donde casi 70 trabajadores fueron cesanteados del ámbito de la Armada por orden del Poder Ejecutivo Nacional. Las voces de los afectados se alzaron durante una ruidosa protesta, clamando por empatía y una pronta solución a su difícil situación.
Pablo Mendoza, secretario general de la seccional Punta Alta de la Asociación Trabajadores del Estado, no pudo contener su preocupación al expresar: "Los trabajadores que sufrieron los despidos están sufriendo, tengan un poco de empatía. Mañana no tendrán para comer o para mantener una vivienda para su familia".
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“Les queremos decir a todos, a cada trabajador, al intendente (Rodrigo Aristimuño de Unión por la Patria) que estuvo presente en la marcha, a los concejales y sindicatos, que no vamos a parar hasta que se reincorpore a estas personas al sistema laboral". La amenaza de más despidos en el futuro cercano pesa sobre la ciudad, con el dirigente advirtiendo que “el 30 de junio tendremos otro gran dilema porque se vienen más despidos". "Si se continúa así, desaparecerá la Base y la ciudad”, señaló el gremialista
Los testimonios de los trabajadores afectados reflejan el impacto devastador en las familias de los despedidos. Leo Fidalgo, empleado contratado sin renovación, relató su experiencia: "Hace 9 años que presto servicio a la Armada y de un día para el otro me quedé sin laburo". Su situación es compartida por muchos de sus colegas, quienes enfrentan la incertidumbre y la preocupación por el futuro.
Martín Manzanares, otro trabajador afectado, lamentó la falta de oportunidades: "La casta no somos nosotros, somos trabajadores que venimos renovando hace años porque no nos pasan a planta permanente". Las dificultades económicas se agravan por la falta de estabilidad laboral y la imposibilidad de acceder a mejores condiciones de empleo.
Julieta Brugna, también despedida, hizo un llamado a la solidaridad al comentar su situación en declaraciones al medio local La Nueva: "No es una lucha política, es por nosotros que fuimos despedidos". Su testimonio refleja la urgencia de la situación y la necesidad de encontrar soluciones para los afectados.
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Dabel Roblín, director de Trabajadores Nacionales de la Provincia de Buenos Aires, describió el panorama preocupante que enfrentan los trabajadores en toda la provincia: "Estamos recorriendo casi toda la provincia, acompañando a los compañeros y a las seccionales, que hacen actividades y marchas para tratar de sostener y en todo caso reincorporar a los despedidos que son en cantidades todos los días".
En medio de la protesta, el párroco César Cardozo instó a mantener la esperanza y la fe en tiempos difíciles: "Tenemos que estar presentes, interceder, acompañar, defender e invitarlos para que busquen en medio de este dolor, de este flagelo, la fuerza en Dios, la esperanza".
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