Intendente de Luján: "Vemos una patria con degradación moral, económica y política"
Fue el marco de las celebraciones por el Día de la Virgen. "Oremos por la patria en el Día de la Virgen, para ser capaces de llegar a consensos superadores", remarcó.
En la sesión especial del Concejo Deliberante de Luján realizada en la Sala Capitular del Cabildo, el intendente Leonardo Boto brindó un mensaje por el Día de la Virgen.
En el marco de la conmemoración del 137° aniversario de la coronación, el intendente destacó durante su discurso la importancia de conocer y valorar el legado histórico de la región para poder afrontar los desafíos del futuro.
“Este día en honor a la virgen nos lleva al presente, a sentirnos hijos, a construir fraternidad a pesar de las diferencias, que podamos tener un diálogo inteligente, llegar a consensos, alcanzar acuerdos, trabajar como lo venimos haciendo en pos del bien de nuestra comunidad, y sobre todas las cosas que seamos capaces de hermanarnos para orar por nuestra patria", señaló. Y agregó: "Una patria que nos duele, con gente revolviendo los contenedores de basura, con una parte importantísima sumida en la pobreza, una patria donde vemos degradación moral, económica y política”.
Y concluyó: “Oremos por la patria en el Día de la Virgen, para ser capaces de llegar a consensos superadores, para poder interpretar nuestra historia, comprender las razones que nos trajeron hasta acá y a la vez proyectarnos al futuro”.
Por qué se celebra el 8 de mayo
El día de la Virgen de Luján se celebra cada 8 de mayo en conmemoración de la coronación pontificia de la imagen de la Virgen que tuvo lugar en 1887 por el papa León XIII.
La historia de la Virgen de Luján se remonta al año 1630, cuando una imagen de la Inmaculada Concepción de María llegó desde Brasil al puerto de Buenos Aires. La imagen iba destinada a una hacienda en Santiago del Estero, pero al pasar por el río Luján, la carreta que la transportaba se detuvo misteriosamente y no pudo avanzar más.
Los transportistas se dieron cuentas que al quitar una de las imágenes de la virgen de la carreta, ésta se movía. Por este motivo, la pequeña imagen de 38 centímetros, de terracota pintada, allí se quedó y se convirtió en la Virgen de Luján. Allí se construyó una capilla para albergarla.
Manuel Costa de los Ríos fue un esclavo africano que en 1630 fue testigo del milagro de la virgen y hoy se encuentra camino a su beatificación.
En ese entonces, el Negro Manuel era propiedad de Bernabé González Filiano, administrador de la estancia a orillas del río Luján donde ocurrió el milagro, y éste lo encomendó el cuidado de la imagen.
En un pequeña capilla de barro y paja, Manuel recibía a los creyentes que se acercaban a venerar la imagen y ungía a los enfermos con el sebo de las velas para curar sus males. Cuando la estancia y la capilla cayeron en abandono, doña Ana de Matos pidió la imagen para llevarla a sus tierras, donde actualmente se levanta la Basílica de Luján, y pagó 250 pesos por Manuel para que continuara cuidando de la virgen. Manuel lo hizo hasta 1686 en que falleció, motivo por el cual él siempre se consideró “Ser de la Virgen nomás”, invocándola constantemente como su “Ama” y “Señora”.
La efeméride de carácter religioso se celebra en toda la provincia de Buenos Aires en alusión a la coronación de la virgen que se realizó tiempo después, el 8 de mayo de 1887.
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“El 8 de mayo es un día histórico para nosotros por lo que significa, a mi siempre me gusta hacer memoria de lo que fue nuestra madre la virgen, 1630 ella se quiere quedar aquí junto a nosotros y nos regala justamente su presencia para cuidarnos y acompañarnos. La Virgen no habla pero siempre está para escucharnos, regalarnos su presencia y llevarnos a Jesús. Junto con esta memoria lo que nos toca a nosotros es consagrar nuestro corazón a ella. Como madre siempre nos invita a seguir a Jesús y seguir a Jesús para nosotros es tener esta capacidad de poder ayudar a los demás. Como sociedad tengamos un corazón enorme para poder recibir a todos y para ayudarnos eso es lo que la virgen quiere”, señaló el Padre Lucas, Rector de la Basílica.
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