La pregunta del millón: ¿Y a vos qué vacuna te dieron?
Todo recién vacunado puede reconocerse en esa pregunta que le llega al instante de haber recibido el antídoto contra el coronavirus. Cuando la respuesta es “la Sputnik” recibe al instante una reacción de alegría por quien consulta. La vacuna rusa pasó de la desconfianza instalada por comunicadores y dirigentes políticos a ser la vedette. En el medio quedó la sociedad envuelta en altas dosis de ansiedad, confusión y malestar.
Por Ramiro Pablo Gómez
Este comunicador ya recibió, por “arriba de la mesa”, la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus en un municipio de la Provincia. Millones de bonaerense ya inoculados quizás se sientan reconocidos en la pregunta que titula esta nota y es, por amplia mayoría, la primera que recibe un vacunado de parte de sus allegados. El diálogo sería aproximadamente el siguiente:
-¿Qué vacuna te dieron?
- La Sputnik, la rusa
-Ah ¡Qué bueno!
Sputnik V: De veneno a vedette
Lo que cambió desde enero hasta hace poco tiempo es la valoración hacia la Sputnik V, vulgarmente llamada “la rusa”. En el verano era “veneno”, “te hacia comunista”, era una “transa” política y los argentinos los conejillos de india de un supuesto experimento que rozaba lo macabro. ¿Y ahora es la reina de las vacunas?
Es cierto que la información médico científica se robustece con el paso del tiempo y se van despejando dudas pero la creación de una atmosfera de desconfianza es otra cosa, responde a otros intereses que no son estrictamente periodísticos sino que apuntan a cierto (des)control social. ¿Hay alguna consecuencia positiva en lograr que parte de la sociedad no se vacune?
Usted, atento lector, no es culpable que le vendan “gato por liebre”. La responsabilidad recae en algunos medios de comunicación y dirigentes políticos que en esta guerra contra el Covid-19 se pasaron al bando del virus por intereses periodístico políticos, ambiciones de pantalla o un lugar en la tapa de los diarios.
La ansiedad social
Los comunicadores no solo tienen la responsabilidad de informar correctamente sino que deben entender que la sociedad transita un largo periodo de ansiedad por salir de esta crisis sanitaria sin precedentes en la historia mundial. Si a la ansiedad se le tira un poco de “nafta” se convierte en confusión, bronca y desesperación.
Los periodistas deben tener la libertad para expresar cualquier posición política pero no pueden tener de rehén al humor general ya que esta pandemia transforma los “tropezones sociales” en muertes concretas.
Ahora "la sociedad” se pregunta si la vacuna vence a los tres meses. Sucede que algunos sectores “meten ficha” con la segunda dosis porque las primeras ya están por todos lados pero el “jueguito” de la ansiedad es el mismo. La respuesta es que no vence, el segundo componente aumenta la eficacia, la potencia, pero la inmunidad lograda no desaparece a los 90 días.
Estas líneas no expresan un posicionamiento político sectorial sino la necesidad de acompañar solidariamente desde el rol de comunicador a una sociedad que vive con el dramatismo de contagiarse un virus que mata, muta, aprende y deja secuelas más allá de la ideología de cada ciudadano.
Y me dieron la Sputnik, bah, la rusa.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión