Murió César Luis Menotti, el primer DT campeón del mundo con Argentina y rival estilístico de Bilardo
Tenía 85 años y atravesaba problemas de salud hace tiempo. El rosarino deja un debate eterno en el fútbol que pone de relieve la "estética" con la que un equipo desarrolla su juego por sobre el resultado final que obtenga. En contraposición, para la escuela bilardista, ganar es lo primero y las formas son secundarias.
Murió “el flaco”. Hace un mes que transitaba un cuadro de anemia severa y falleció este 5 de mayo. El primer director técnico campeón del mundo con la selección nacional en 1978 fue un exponente de un estilo de juego basado en la posesión y en la preocupación por una “estética” vistosa en contraposición al mero resultado o a ganar “de cualquier manera”.
Como jugador debutó en 1960 en Rosario Central con sólo seis partidos en Reserva y jugó allí cuatro años hasta que pasó a Racing en 1964 y a Boca en 1965. Luego, en 1967 emigró a los Estados Unidos para jugar en The Generals de Nueva York, y en 1968 viajó a Brasil para jugar con el Santos de Pelé y fue campeón paulista de ese año. Estuvo allí dos años y en 1970, pasó al Juventus de San Pablo donde se retiró.
Hasta el día de su fallecimiento, fue el director de Selecciones de la Asociación del Fútbol Argentino.
Menottismo vs Bilardismo
Tuvo gran transcendencia como director técnico generando la escuela “menottista”. Tras salir campeón con Huracán, fue designado DT de la selección nacional que finalmente coronará su primer campeonato mundial en 1978. Además, dirigió al Barcelona, River Plate, Boca Juniors, Atlético Madrid, Sampdoria, Independiente, entre otros equipos.
El estilo “menottista” proponía un juego colectivo basado en la posesión de la pelota y el “buen trato” de la misma. Posteriormente, surge la escuela contraria que tenía como abanderado al segundo DT campeón del mundo con Argentina, Carlos Salvador Bilardo. En este caso, la táctica y la obtención del resultado estaban por encima de las formas o estética para conseguirlo.
Ambos entrenadores fueron protagonistas de eternos debates entre quienes se inclinaban por una postura u otra. A la vez, los directores técnicos que iban surgiendo se identificaban con algunas de esas dos escuelas y, por lo tanto, la discusión los trascendió.
El flaco deja no solo una copa mundial en la vitrina nacional sino un debate eterno que continuará mientras la pelota siga rodando.
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