"Rescate, rehabilitación y liberación”: las consignas del Ecoparque de ciudad de Buenos Aires
El ex zoológico de la CABA trabaja con la provincia de Buenos Aires y otras 15 más, en la conservación de especies autóctonas en peligro de extinción.
El ex Zoológico de la Ciudad de Buenos Aires, convertido en Ecoparque desde mediados del 2017 trabaja con la provincia de Buenos Aires y otras 15 más, en la conservación de especies en peligro de extinción.
Además de Buenos Aires, la lista incluye a Entre Ríos, Tucumán, Mendoza, Río Negro, Jujuy, Misiones, San Luis, San Juan, La Pampa, Córdoba, Tierra del Fuego, Salta, La Rioja, Santa Cruz y Corrientes.
Entre los distintos programas de conservación de especies autóctonas, en los que el Ecoparque trabaja en conjunto con instituciones, universidades y organismos oficiales, ya derivó más de 900 animales y devolvió otros 2.000 a sus hábitats naturales y más de 3.800 rescatados del tráfico ilegal de fauna, el mascotismo y otras situaciones de peligro.
Federico Iglesias, subsecretario del Ecoparque, manifestó que “Somos el único ejemplo de un zoológico que tiene el 100% de su población dentro de un programa de conservación, ya no para mantenerlos cautivos, sino para liberarlos”; y explicó que “el problema es que de algunas especies sabemos muy poco y tenemos que empezar a estudiar muchos aspectos de los animales de cero”.
“Se sabe muy poco de los tapires, se sabe muy poco de los cardenales amarillos, se sabe muy poco de las nutrias gigantes, de los guacamayos rojos o de los cóndores”, enumeró, teniendo en cuenta las especies con las que viene trabajando el Ecoparque.
Tal el caso del cóndor, que se viene estudiando hace 30 años. Por eso en el Ecoparque ya se han tomado más de 8.000 muestras de laboratorio para entender conceptos básicos en la medicina de humanos, como la cantidad de glóbulos blancos y glóbulos rojos que debe tener un individuo de cada especie.
Y el viejo Zoológico es uno de los pioneros en el proceso llamado “rewilding”, que consiste en la cría en cautiverio para la posterior reintroducción de una especie en peligro. Iglesias cuenta que están “reintroduciendo el tapir en Tucumán y Jujuy con la ayuda de instituciones locales y nacionales, como pueden ser universidades, el Conicet y hasta ONGs locales”.
Y la lista continúa y se replica en otras provincias: “Lo mismo hacemos con el guacamayo rojo en Corrientes, con los caracoles de Apipé, en el Río Paraná y con el cardenal amarillo, que trabajamos con Río Negro y la provincia de Buenos Aires”.
En cuanto al cóndor, Iglesias aclara “que tiene una distribución enorme, que trabajamos con gran parte de las provincias del noroeste, del sur, y hasta del Atlántico como Río Negro, donde se lo considera extinto”.
"Rescate, rehabilitación y liberación”, repite Iglesias a lo largo de su relato y reflexiona: “Es muy importante señalar que somos la primera política pública en conservación de especies autóctonas con una mirada federal, para devolverle a la Naturaleza lo que el humano le ha sacado”.
Y en ese sentido reflexiona sobre la mirada antropocéntrica y explica que se trata de “una política pública que intenta entender que el ser humano es parte de un todo. Que no es el centro del Universo. Y que hay que vivir de forma armónica, ya sea por ética, o inclusive por cuestiones racionales”.
Por qué algunas especies se quedan en el Ecoparque
Aunque no siempre los animales pueden ser liberados “ya sea por razones físicas o cognitivas”, como ocurrió con Lola, un puma de Santiago del Estero que hoy ocupa la que fue la jaula de los leones. Por ser víctima del mascotismo, uno de los grandes problemas que tiene la fauna silvestre.
El animal fue levantado por una familia y llevada al barrio de Mataderos donde se crió como mascota. Lola, incluso, dormía en la misma cama con uno de los hijos de la familia, estas circunstancias no permiten la adaptación del puma a su lugar de origen ya que significaría un riesgo para su vida.
Otros animales que van a pasar sus últimos días en el zoológico son las jirafas y los hipopótamos que “no pueden ser derivados, ya sea porque no existe un lugar donde puedan estar mejor, o porque la logística es muy complicada”. O el caso de las tres bisontas , que “tienen una enfermedad llamada fiebre catarral a la que tienen que estar atentos los veterinarios”.
Las jaulas que van quedando vacías se van reciclando, como el antiguo Reptilario y las jaulas del perímetro, donde alguna vez hubo pumas, hoy forman parte de un paseo didáctico donde se puede recorrer cronológicamente toda la historia del Zoológico-Ecoparque.
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