Robacables fallecidos de Bahía Blanca: Habló un arrepentido, expuso al policía involucrado y contó cómo fue el robo
Jonathan Gutiérrez relató lo sucedido ante el fiscal y confirmó la participación del subcomisario Martín Ñancucheo. Aseguró que le dijeron que el trabajo era legal y que, supuestamente, no había corriente eléctrica.
El que declaró es Jonathan Gutiérrez ante el fiscal Zorzano. Aseguró que fue engañado ya que le habían dicho que el trabajo era legal y confirmó que el policía involucrado estuvo en la noche que terminó con cuatro fallecidos.
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Gutiérrez fue el último de los detenidos y prendió el ventilador. El hombre aseguró que Ángel Gallardo era el líder de la banda. Le dijeron que había un trabajo para hacer que se lo pagan en el momento. Era una changa para “El Harry”. La tarea consistía en ir a buscar metales.
Lo pasaron a buscar en un Chevrolet Meriva (la camioneta involucrada en el hecho delictivo) y fueron al barrio 5 de Abril donde recibieron las instrucciones para buscar unas líneas de cobre que no se utilizaban más y estaban, supuestamente, sin corriente.
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Le manifestaron que le iban a pagar entre 30 y 40 mil pesos por el trabajo de una noche. Aseguraron que era “todo legal” y que iba a haber presencia policial. En ese sentido, se presentó el subcomisario Martín Ñancucheo, quien los acompañó hasta el lugar donde tenían que hacer a extracción.
“Como había un policía no sabía que estábamos robando. Uno de los chicos tira la soga y cortamos la primera línea de los cables”. Luego, escuchó que algunos comenzaron a discutir y oía un zumbido. Gutiérrez le empezó a decir al grupo que le parecía que había tensión en el tendido”, le dijo la fiscal.
Ahí empezó la parte trágica de la noche cuando la tensión eléctrica empieza a pegar en los cuerpos de los extractores. “Empecé a irme para la camioneta y el ruido era cada vez más fuerte. Luego oí un quejido de dolor. Vuelvo al lugar y veo a Chamorro quejándose. Me acerco y veo que tenía las manos explotadas. Lo agarro de los brazos, lo zamarreo y él no podía hablar. No me podía decir dónde estaba el resto de los chicos”.
“Salgo corriendo a uno de los postes y veo solamente cables. Vuelvo a ir en dirección a Bahía, con la linterna del celular encendida y encuentro a los cuatro chicos abrazados a la soga, uno encima del, otro, tirados en el piso. Les hablo y no me contestan. Los separo, les empiezo a pegar, pero no reaccionaban. Ya estaban sin aliento”, relató.
Luego, fueron trasladados en la Meriva y dejados en un hospital. A partir de ahí, comenzó la investigación de caso.
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