Sarmiento de Junín puede poner en Jaque a Demichelis: Post Gallardo, errores de "Micho" y la impaciencia riverplatense
Este domingo a las 18.30 el Monumental será un hervidero para el DT de River Plate. La pesada herencia que dejó "el muñeco" provocaron un nivel de exigencia que el director técnico actual no logra satisfacer. La vara alta y la contracara con el ciclo más exitoso de la historia millonaria.
El ciclo de Marcelo Gallardo en River aun retumba. Las consecuencias de 9 años excepcionales dejaron la vara muy alta y los hinchas riverplatenses no se quieren bajar de un período que puso al conjunto millonario en la cima del continente.
Post Gallardo
En octubre del 2022 Gallardo pronunciaba las palabras que ningún hincha de River Plate quería escuchar. No renovaba su contrato y su extenso ciclo llegaba a su fin. “Fue una historia hermosísima”, resumió, entre lágrimas, "el muñeco”.
El “Gran DT” había hecho de River un equipo a su imagen y semejanza: Inteligente, guapo, peleador, exigente y ganador. Los números fríos lo avalan con 2 Copas Libertadores (final con Boca incluida), 1 final, 2 semifinales, 1 sudamericana, torneos locales y otros trofeos de menor rango.
Eso es solo una parte del legado. En el listado se pueden incluir cuatro eliminaciones consecutivas a Boca en torneos internacionales, un equipo que en los mata-mata te mataba y una fortaleza mental de un boxeador de los más duros. Si recibía un golpe, te emboca tres, y si acertaba dos, te dejaba en la lona.
Además, los méritos de Gallardo no fueron solo de estrategia deportiva. El DT que solo había tenido un breve paso por Nacional de Uruguay, demostró expertiz a pesar de su inexperiencia. La gestión de grupo y el convencimiento que logró en sus jugadores fueron una de las claves de un ciclo que parecía no terminar nunca.
Un dato. Gonzalo Montiel era defensor central hasta que Gallardo lo convenció de jugar de lateral derecho. Ese jugador terminó metiendo el penal mundial contra Francia en Qatar.
El “muñeco” fue el líder del plantel y no tuvo conflictos internos con los jugadores, quienes lo respetaban a rajatabla. Además, interpretaba perfectamente al hincha quien hacía propias sus palabras y lo seguia a cualquier batalla convencido de la victoria contra el rival que se presente.
Estos ciclos son excepcional y es difícil que otro lo repita o lo mejore. Es una anomalía. Desde la vereda de enfrente todavía están esperando que la época dorada de Carlos Bianchi vuelva de alguna manera pero ya pasaron 20 años donde nadie pudo asemejarse. Ni siquiera el propio Bianchi cuando retornó al club de la ribera.
Errores de “Micho” e impaciencia riverplatense
Martín Demichelis agarró a River con esa vara alta y toda su gestión iba a estar comparada con el reflejo de aquellos años de gloria.
El ex defensor tuvo un primer semestre interesante aunque en el ámbito internacional, el que le interesa al hincha, no cumplió con la vara alta. En Copa Libertadores perdió 3 partidos de 4 en condición de visitante y quedó eliminado en octavos de final.
Para colmo, tras esa derrota, tuvo un desliz de confesión con periodistas quienes no tuvieron problemas en mandarlo al frente y dejarlo expuesto ante el plantel. Demichelis reveló que había jugadores que se les pasó el cuarto de hora y lo que era un “off the record” terminó llegando a todo el mundo.
Este conflicto interno derivó en una pelea entre Demichelis y el último ídolo (y capitán de River) Enzo Pérez. El mediocampista pegó el portazo seis meses después y en su último partido saludó a todos menos al DT. Conflicto expuesto e indiscutible.
Mientras tanto, el equipo de Demichelis nunca volvió a tener un juego vistoso y alternó buenas y malas. La estirpe de boxeador duro dejó su lugar a uno de mandíbula floja, esos que reciben un golpe y caen para no levantarse. La contracara del anterior ciclo.
En los últimos tiempos varias gotas rebalsaron el vaso del hincha. Eliminación mano a mano con Boca por torneo local, con Temperley en Copa Argentina y partidos con performance insípida contra equipos a priori inferiores.
A todo esto, refuerzos que no refuerzan, jugadores que entran y salen y posiciones que los players no sienten o el DT no los logra convencer. Otra contracara del ciclo de Gallardo.
Todo este cúmulo de episodios generó en el hincha una impaciencia feroz. El post Gallardo está vivo y el sueño de esos años felices pegan de lleno en las expectativas. Demichelis no es culpable de esta pesada herencia pero asumir como DT en ese momento era cargar con esa mochila.
Ahora está en su peor momento y el hincha no lo quiere. Lo silba y no lo respeta: que es un aprendiz, que todo lo hace mal, que se vuelva a Alemania, que utiliza palabras como “jetstress”, “convencimiento corporal” o “cambio climático” para justificar decisiones deportivas, que tiene la chance de definir todos los partidos de la Copa Libertadores de local pero al equipo no le da la nafta para aprovechar esa ventaja.
Este domingo, River Plate, se presenta en el Monumental contra Sarmiento de Junín en el peor momento del post Gallardo y del ciclo de “Micho”. A las 18.30 arranca el partido que será un hervidero para Demichelis.
Lo cierto es que Demichelis dejó de ser “Micho”, es mirado de reojo y conduce un barco a la deriva. El hincha no le cree ni lo quiere sentado en el banco de DT pero el ex defensor de River se aferra a sus convicciones que, por ahora, no convencen a nadie.
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