Sociología y pandemia: "Hay sectores que consideran no cuidarse como un acto de rebeldía política", afirmó Minoldo
La doctora en sociales e investigadora del CONICET, Sol Minoldo, expresó que "es una forma de politizar no cuidarse y eso me parece muy riesgoso". En entrevista con LaNoticia1.com analizó el regreso a las aulas, advirtió la llegada del otoño y consideró que “si la prioridad es la educación, quizás haya que restringir otras actividades”. Además los comportamientos culturales propiamente argentinos, las fiestas clandestinas, los adultos mayores y las expectativas desmesuradas sobre los cambios sociales en la post pandemia. “Lo que empieza a imponerse es que la nueva normalidad se parece mucho a la vieja normalidad”.
Por Ramiro Pablo Gómez
Sol Minoldo es Socióloga, doctora en sociales, comunicadora de ciencia e investigadora de CONICET. En dialogo con LaNoticia1.com abordó la problemática de volver a la aulas en pandemia. “Si la prioridad es la educación, quizás haya que apelar a restringir la circulación de otras actividades”.
Además analizó la comunicación del gobierno hacia la sociedad a menos de un año del comienzo de las medidas sanitarias. “Es fundamental avanzar en la reducción de riesgos antes que decir que no hay que hacer tal cosa”, señaló.
“El no cuidarnos tiene que perder el carácter de gesto político”, expresó y apuntó a sectores opositores al gobierno que no ocupan cargos públicos. Además afirmó que para intentar prevenir los eventos prohibidos “habría que hablarle a ciertos grupos etarios donde la fiesta es muy importante”. Consideró falsa la confrontación de intereses entre generaciones distintas ya que “todos los jóvenes llegaremos eventualmente a ser viejos”.
En relación a la post pandemia y cambios sociales estructurales es escéptica. “Lo que empieza a imponerse es que la nueva normalidad se parece mucho a la vieja normalidad”.
- Está confirmado que los estudiantes vuelven a las aulas en pandemia. En la Ciudad con presencialidad completa, en Provincia de Buenos Aires o en Córdoba con una modalidad mixta pero vuelven. ¿Crees que es sostenible un regreso a las aulas en este contexto?
Depende de cuál sea el esquema en el que se avance. Un sistema como el que está planteado CABA me parece que no es sostenible, de presencialidad full, porque no puede garantizar el distanciamiento que es una de las medidas que debería ser de cumplimiento necesario para habilitar la presencialidad educativa. El distanciamiento se logra reduciendo la densidad de las aulas para lo cual hay que dividir los cursos, y por lo tanto, ir la mitad de los días o menos.
Por un lado, creo que tiene que mantenerse el esquema mixto por si hay una vuelta atrás por la situación epidemiológica y se pueda continuar de manera virtual sin que ello implique tener que readaptarse a un nuevo sistema de educación. Por otra parte, debe garantizarse la continuidad pedagógica por les alumnes que no vayan a la escuela por si quieren preservar a sus familias, si alguien vive con personas de riesgo y consideran que ir a la escuela es un peligro para la salud. Entonces, para que no queden excluidas y pierdan el año es fundamental que exista alguna forma de sostener la continuidad pedagógica de manera virtual.
También hay que garantizar otras cuestiones para minimizar el impacto de las escuelas en el aumento de la transmisión. Una de ellas es la correcta ventilación de los espacios y otra, las medidas sanitarias básicas como el uso de barbijos adecuados, la limpieza de los baños. En algunos lugares se están tomando medidas claras y en otro pareciera que se dejan a la gestión de cada institución.
Por ultimo habría que tener en cuenta un semáforo de las condiciones epidemiológicas en las que tendríamos que consensuar de antemano que la escuela se va a tener que cerrar. Para evitar llegar a esa situación epidemiológica, si la prioridad es la educación, quizas haya que apelar a restringir la circulación de otras actividades. Hacer un sacrificio en sectores que hayan sido menos castigados por las restricciones hasta el momento de modo que compense la circulación que añade la educación.
De todos modos, creo que marzo, abril y mayo, pueden ser meses muy difíciles desde el punto de vista sanitario hasta que se empiece a notar el impacto de la campaña de vacunación. Vamos a empezar con la situación de la re circulación del virus desde un piso muy alto. Cuando llegue el aumento de casos por cuestiones estacionales, de manera muy rápida llegaríamos a altos niveles de circulación en donde sería recomendable volver a la no presencialidad.
- Claro, ahora estamos en verano pero la presencialidad va a coincidir con el comienzo otoñal.
Si, en este momento estamos pasando la mejor época para lo que es la transmisión viral en términos estacionales peo aun así no hemos logrado suprimirlo. Con la llegada del otoño se van a empezar a reducir los encuentros al aire libre y la ventilación de los lugares puede tener un impacto en la transmisión.
- ¿Qué análisis haces de los grupos de padres organizados que piden la apertura de las escuelas? ¿Toman en cuenta estos recaudos?
Estos grupos que piden la apertura de las escuelas, en principio, no tienen por qué saber cómo es la evolución epidemiológica como alguien que entienda el tema. Tampoco hay anuncios claros por parte del Estado. Más allá de eso, el planteo que están haciendo es volver a algún nivel de presencialidad. Es decir, ya no sacrificar en primer lugar la escuela y en segundo lugar el resto de los sectores sino darle una prioridad. Esos grupos no piden la presencialidad bajo cualquier circunstancia o costo sino que están pidiendo un regreso seguro. Piden protocolos, garantías, estrategias para la reducción de riesgos.
Sociología y Pandemia
- En esta pandemia hemos escuchado epidemiólogos, médicos, psiquiatras, psicólogos, infectólogos pero pocos sociólogos y este virus presenta un problema de organización colectiva que impacta en lo sanitario. A esta altura de la pandemia, ¿Cómo debe intervenir el Estado desde la comunicación o desde las medidas sanitarias para que la sociedad argentina mantenga los niveles de organización que necesitamos en este momento epidemiológico?
Hay que pensar casi desde cero la estrategia de comunicación porque ha habido grandes problemas, en especial, desde mayo del año pasado. En una primera instancia hubo una unión, un momento épico, ante las medidas estrictísimas de cuarentena iniciales pero a partir de ahí empezaron a generarse muchas tensiones por la aparición de costos muy altos de esas medidas sanitarias de aislamiento en distintos sectores tanto económicos, sociales o educativos. Entonces el impacto que tuvo sobre la comunidad no fue unificado. Hay que segmentar los mensajes para que sean apropiables por sectores diferentes en circunstancias distintas. Primero que apunte a la claridad sobre lo que es el contagio o el papel en la transmisión sobre las personas que no tienen síntomas, que no saben que están enfermas. Segundo, creo que es fundamental avanzar en la reducción de riesgos antes que decir que no hay que hacer tal cosa. Es decir, si se hacen no van a ser seguras pero se pueden reducir los riegos como las reuniones sociales o actividades laborales. Después en la estrategia de rastreo de contactos es importante que el Estado promueva a la comunidad participar de esa estrategia.
- Hace poco salió un spot del Gobierno nacional con tono humorístico que propone ser parte de la "cuidadania" y exponen situaciones que ocurren como reuniones sociales. Es decir, no van por lo prohibitivo, sino por afianzar los cuidados personales por más que otros se burlen o no lo respeten.
Hay un tema en cuanto a la cultura del cuidado y cómo se considera eso en distintos sectores etarios, económicos y sociales. Hay una cuestión de la masculinidad hegemónica en la que el cuidado esta visto como un signo de cobardía o falta de virilidad. Cuando todavía estaba vivo Diego Maradona, en una ocasión, salió a la calle con una máscara de muy buena cobertura y recibió muchas burlas en las redes sociales y no se me ocurre una persona que sea más considerada como símbolo de masculinidad en un ámbito como es el fútbol. El cuidado que está mal visto es una traba enorme para que eso sea adoptado. Por un lado, hay que tratar de romper con eso que está pre establecido y por otro, en Argentina, el contacto físico o la cercanía corporal tiene una gran importancia en lo que es la interacción social afectiva y el distanciamiento o el hecho que me ponga un barbijo puede ser interpretado como un hecho personal de desconfianza. Es otro tema a trabajar desde la comunicación. Hay una tercera cuestión que tiene que ver con la importancia de compartir la comida en las reuniones sociales. Es imposible plantear en Argentina una reactivación de la vida social y decir no se junten a compartir de una mesa. Uno se saca el barbijo, habla, las microgotas pueden caer sobre los alimentos y el distanciamiento es muy difícil de cumplir. Hay que proponer reducir los riegos con alimentos que podamos comer con la mano, con platos individuales. Son cuestiones particulares que apuntan a situaciones generales de los argentinos.
- Vos te referís a los comportamientos culturales argentinos. Asia tiene una cultura del barbijo mucho más consolidada que Argentina. En nuestro país hemos logrado no compartir el mate pero las reuniones sociales están vigentes.
Si, lo del mate lo hemos casi resueltos. Hay cuestiones más puntuales que tienen que ver con grupos que rechazan la idea de que el virus sea real o consideran no cuidarse como un acto de rebeldía política. El no cuidarnos tiene que perder el carácter de gesto político porque si algo debería unirnos es la importancia de cuidarnos pero también cuidar al otre. Hay que tener claro que mientras más aumentemos la circulación más restricciones va a haber. Esto es algo que es del interés de todos aunque, en términos sanitarios, no es lo mismo para el que tiene veintipico de años sin factor de riesgo que una persona mayor de sesenta con cardiopatía. Hay que pensar desde la comunicación como apelar a la solidaridad porque no vamos a poder construir una solidaridad única o nacional porque somos una sociedad con conflictos y distintos intereses pero podemos apelar a nuestra solidaridad afectiva porque todos tenemos seres queridos que podrían estar en riesgo. O incluso analizarlo al rever, ¿Por qué se cuidarían? Tenemos que pensar cuál es el interés que tendría esta persona por adquirir estos cuidados con la incomodidad que le representa y lo mal visto que está en ciertos ámbitos.
- Pareciera que cuidarse es "ser oficialista" y rebelarse se traduce en no cumplir pautas sanitarias
Asi es. Esto se configuró de esa manera desde que la oposición se puso a la iniciativa de las marchas anticuarentena. Más allá de lo que específicamente estuvieran reclamando era una forma de politizar no cuidarse y eso me parece muy riesgoso. Hay que destacar que quienes llevaron desde la oposición esa estrategia eran personas que, en general, no ocupaban cargos. Los que tienen una función pública han tenido una actitud bastante responsable y de consenso en esta lucha contra la pandemia.
- Otra problemática en esta pandemia son las fiestas clandestinas. Han aplicado medidas punitivas, redujeron el horario nocturno, intensificaron controles pero el problema sigue vigente. ¿Cómo se puede abordar?
Tiene varias cuestiones. Por el lado de la comunicación habría que hablarle a ciertos grupos etarios donde la fiesta es muy importante y, en cambio, el impacto individual que tiene sobre la salud de ese grupo, es bajo. Hay que apelar a que hagan un gran sacrificio por el interés de otras personas. Por otro lado, hay que insistir en el rol que tiene el Estado en ser claro en el carácter negativo para la comunidad como en el control. Si veo que el vecino hizo una fiesta con 100 personas y no pasó nada y yo estoy dejando de hacer una fiesta solamente porque está prohibido pero no porque yo no quiera, puede alentar a no cumplir la norma. Hay que abordarlo desde la comunicación, no desde a quienes las organizan, que tienen un interés de lucro económico sino a quienes concurren.
- Los grandes perjudicados de la pandemia por riesgo de salud son los adultos mayores. Según estudios muchos de los que se mueren están perdiendo entre 10 y 13 años de sobrevida. Vos también estudiaste envejecimiento demográfico, ¿Cuál el concepto de vejez actual y como juega en esta pandemia?
La pandemia está segmentada por edades. Es claramente una enfermedad que se vuelve mas peligrosa con la edad. El hecho que las victimas que sean mayores también es algo a atender. El envejecimiento de las poblaciones viene sucediendo hace muchas décadas y llevamos ganandole años a la muerte. También hay menos mortalidad infantil. La vejez se ha alargado por el conocimiento de la medicina, el acceso a la salud, cuestiones sanitarias, de higiene y alimentación. Todos estos años ganados hace que la participación de las personas mayores en la población se incremente. Eso se estudia y, en general, se considera que es un desafío por el financiamiento de las jubilaciones o una carga para las personas menores. Esto muestra una especie de confrontación de intereses que es una farsa porque todos los jóvenes llegaremos eventualmente a ser viejos. Cuando llegamos a los 70 nos quedan 10 años saludables. Cuando las personas mayores de 60 mueren por COVID pierden entre 12 y 13 años en promedio. Hay que romper con estos prejuicios.
- Cuando empezó la pandemia se debatió sobre una supuesta crisis del sistema capitalista, de la forma de vida, de las aglomeraciones urbanas. Se planeaba una "nueva normalidad" de cara a un futuro, pasó el tiempo y se empezó a reclamar por la "vieja normalidad" y hoy estamos en este punto. ¿Qué visión tenes con respecto a las post pandemia?
En un principio hubo expectativas desmesuradas respecto de lo que representaba esta crisis en términos de oportunidad. Es una tendencia a tratar de buscar algo de optimismo y se hablaba, como bien decís, de ciertos sistema de producción y cambios sociales. Soy escéptica, y lo que empieza a imponerse es que la nueva normalidad se parece mucho a la vieja normalidad. Creo que cuando las condiciones sanitarias lo permitan más se va parecer. Vamos a enfrentar los costos de año y medio que vamos a tener de pandemia. Lo que nos queda saber es cómo vamos a salir de esta crisis mundial y nacional. Cuáles van a ser las estrategias y cómo se va a hacer desde lo que es la política social. Ahí hay un debate enorme, va a depender de una lucha de poderes de relaciones de fuerza y de quién sea el sector político que este en el gobierno. La manera de afrontar la crisis y la forma es que se prefiere asumir los costos son muy diferentes según se tenga una visión u otra el mundo en economía y política social. Sería importante que como sociedad nos demos un debate para generar un costo político que no se aleje de los estándares mínimos tolerables. El aumento de la pobreza y la distribución de los costos para algunas personas pone en juego su mínima subsistencia.
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