Daniel Scioli, no la ve: Los 4 factores que explican la crisis del sector turístico que teme números de pandemia
El secretario de turismo de la nación, no la ve. El árbol le tapa el bosque. Daniel Scioli festejó los números de Semana Santa como si se tratará de una reactivación del sector pero toda la cadena turística grita “crisis” y anticipa una temporada baja que pone en jaque a los hoteles, restaurantes y a las empresas que venden y viven de la actividad.
Por Ramiro Pablo Gómez - Twitter
Es necesario que Daniel Scioli tome note si no quiere que el sector turístico entre en un combo explosivo. La temporada de verano no generó los ingresos que el turismo necesita para “aguantar” los momentos de baja demanda, Argentina está cara hasta para los extranjeros, el feriado extra largo de Semana Santa mostró una foto pero no la película, y nadie sabe hasta qué punto subterráneo llegará la temporada baja.
Los cuatro factores que explican y prevén una crisis:
La temporada alta que no fue
Los meses de enero, febrero y principios de marzo son claves para el sector turístico. Por una cuestión vacacional, la demanda sube fuertemente, las ventas se multiplican y la cantidad de días que los turistas pasan en los destinos, crece. Además, el consumo de los visitantes en destino dispara una cadena de beneficiarios que derrama en restaurantes, excursiones, ferias artesanales, artistas callejeros, etc.
Esto no sucedió de manera “normal” en el verano 2024. El gobierno de Javier Milei devaluó 100% el peso argentino a principios de diciembre, subió el combustible y el precio de los alimentos se disparó. Eso castigó los bolsillos de los ciudadanos argentinos que resignaron vacaciones, o las acortaron o eligieron destinos de cercanía, en modo gasolero.
A la vez, descolocó la estructura de costos de toda la cadena turística que no podía subir los precios de manera abrupta por caída de reservas ni plancharlos porque los números no le cerraban.
En cifras, la actividad económica del país cayó en enero y febrero un 4.5% en comparación con el mismo periodos del 2023 pero en lo que refiere al turismo la caída fue del 8.5% y en algunos regiones llegó al 15%, de acuerdo a los números difundidos por la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (Fehgra).
“Volvimos a tener temporadas muy marcadas”, aseguraron desde Fehgra.
La única respuesta del gobierno nacional ante este panorama fue el lanzamiento (tardío) de Cuota Simple. Un plan de pagos en 3 y 6 cuotas con un 13% y 25% de interés respectivamente. El turismo había sido excluido de esta financiación y recién lo incorporaron avanzado el mes de febrero. “El sector no necesita un salvavidas, sino una política turística sostenida", se quejaron los hoteleros.
En la provincia de Buenos Aires se han suspendido fiestas regionales por cuestiones de “caja” y eso impacta en las economías de los pueblos que necesitan que los visiten para vender sus productos y generen ese efecto multiplicador que provoca el turismo.
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Argentina está cara en dólares
Los precios de la hotelería se mantienen atractivos para el turismo extranjero pero el transporte, la comida, u otros productos que estaban baratos dejaron de estarlo.
“Ahora son los argentinos los que están viajando a los países vecinos para hacer compras. Se terminó el turista extranjero de cercanía que venía porque los precios estaban baratos”, dijo el presidente de Fehgra, Fernando Desbots, a Radio con Vos.
La Semana Santa no fue tan exitosa
Daniel Scioli aseguró que ese fin de semana extra largo fue un éxito. “Gracias a Cuota Simple, muchos pudieron concretar escapadas, vuelos y estadías con mayor facilidad”, celebró el ex gobernador bonaerense.
El turismo que sobresalió en esa fecha fue el gasolero y de cercanía. Si bien el secretario de turismo nacional compartió un puñado de destinos con 100% de ocupación, desde el sector hotelero aseguran que hubo otros con un 60% o menos.
Además, los hoteles más lujosos de 4 o 5 estrellas tuvieron más demanda que los de 2 y 3 que llegaron a cifras alarmantes de 30% o 40% de ocupación. Esto se explica porque los sectores de alto poder adquisitivo aún tienen “nafta en la billetera” pero los más postergados están con el tanque vacío.
Se estima que un hotel es rentable si tiene un promedio de ocupación del 80%. De no acercarse a esa cifra, el mantenimiento del mismo se resiente, no puede proyectar expansión de sus servicios (ej. hacer una pileta climatizada), mejorar el desayuno, entre otras cuestiones.
El sombrío panorama de una temporada súper baja
"Es un momento de preocupación. La actividad no es la foto del fin de semana sino la película de lo que se viene", anticipó Desbots.
Desde el sector hotelero-gastronómico hablan de una “pandemia sin virus”. Así ven el futuro próximo. De acuerdo a las cifras que publicaron hay empresas que perdieron 6.000 cubiertos en lo que va del 2024 y la facturación bajó un 35%, pero los costos subieron un 600%.
¿Cómo no trasladar a costos las subas del combustible para el transporte, el incremento de la luz, gas y agua para hoteles y restaurantes o el valor de la comida? Dicho de otra manera, ¿Cómo trasladarlo a costos si las ventas están por el piso y la recesión toma cada vez más fuerza?
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Un grupo etario que suele animar la temporada baja es el de los adultos mayores, más conocido como “los jubilados”. Disponen de tiempo y menos obligaciones, pero sin plata no hay viaje. Este sector ha sufrido un fuerte recorte en su poder adquisitivo y está más preocupado por comer o comprar medicamentos que por conocer nuestra Argentina.
“Tal como ocurrió en la pandemia y en 2002, tendremos cierres de establecimientos”, anticiparon desde el sector hotelero.
A todo esto, las 5 mil agencias de viajes que hay en el país pasaron una temporada alta floja y hacen malabares para sobrevivir este periodo de bajas ventas. Con dificultades para vender paquetes al exterior porque “no hay plata”, se concentran en un turismo interno que está en recesión. Además, como al sector hotelero – gastronómico, le subieron los costos fijos y le cayeron los ingresos.
Los operadores mayoristas, compran cupos aéreos al exterior para cerrar paquetes a precios atractivos pero no los venden y terminan rematando esos lugares. Esto que parece ser una ventaja hacia el consumidor pone en una disyuntiva a estas empresas que no saben si seguir pre comprando algo que quizás no vendan o usar vuelos regulares a tarifas más caras.
Un combo explosivo.
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