"El arte tiene que ser el lugar donde conservar lo colectivo y defender lo nacional": la mirada de un artista lobense
Desde puntas de lanzas donadas por Perón hasta zapallos cosechados en una huerta en Empalme Lobos, forman parte del espíritu de la muestra "Cuna, Sepulcro, Sustento" que se exhibió en el MAVLO. En diálogo con LANOTICIA1 Nicolás Rossi, su autor, habla de la identidad pampeana, los agrotóxicos, la mirada europeizante y otras temáticas que confluyen en una obra que da testimonio del trabajo cultural como denuncia y resistencia.
Por Gabriela Edith Lorenzo
Nicolás Rossi es oriundo de Lobos y se recibió de escultor en la facultad de Artes en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), aunque una pata importante de sus obras las encontró en el oficio de la restauración. A través de una beca llegó a formar parte del equipo de trabajo que desmontó el monumento a Colón, y aunque aún no lo sospechaba, empezaba ahí a trazar un camino que cuestionaba el lugar de representación de las raíces criollas en el arte nacional.
El joven escultor se define como artista visual, combinó su vocación y profesión con su oficio y fue construyendo un acervo de trabajos que decantaron en la muestra “Cuna Sepulcro y Sustento” que se presentó en el MAVLO (Museo de Artes Visuales de Lobos) . Nicolás se crio en Empalme, un paisaje y una historia identitaria que también influirán en la obra.
Cuenta que el nombre se debe a que ahí se cruzan (aún hoy) el tren Roca con el Sarmiento, y recuerda aquellos años con grandes talleres ferroviarios: “Hoy ya no es así, la verdad que todo Lobos vive, o cree vivir, del campo y el comercio”, cuenta en diálogo con LANOTICIA1.COM y comienza a introducirnos en la historia de su obra en la que se combinan la conciencia ambiental, la identidad pampeana y la mirada crítica al modelo europeizante de comienzos del siglo XX.
Contanos un poco de Empalme Lobos
A nivel urbano está todo trazado junto Empalme y el centro, es un pueblo que fue bastante importante a nivel ferroviario al principio del siglo XX. La verdad que es difícil no tener presente el contexto, porque ahora es como que está todo en peligro, pero fue un pueblo con una identidad ferroviaria, bastante fuerte.
Se conserva eso de que pasa el tren, pero ya no es el sustento del pueblo la actividad ferroviaria, antes había talleres de reparación, mucha gente de Lobos es descendiente de de trabajadores ferroviarios y hay mucha impronta de esa época en la arquitectura y en todo. Hoy ya no, hoy la verdad que Lobos vive o cree vivir del campo y el comercio.
El recorrido del artista hacia la obra
Te recibiste de escultor pero tu obra está muy relacionada con la restauración ¿Cómo incursionás en esa área?
Y mismo por la Facultad en el 2014 que era el último año de cursada, se dio una beca a través de un convenio entre la UNLP y Casa Rosada para hacer el desmontaje del monumento a Colón y ahí se formó un grupo de gente de Bellas Artes, en particular de Escultura, y se armó un grupo de estudiantes para trabajar con Domingo Telechea, el restaurador que murió hace unos años, él era el encargado de la restauración y nosotros estuvimos asistiéndolo en todo lo que fue la limpieza técnica de los bloques de mármol que se desmontaron con la Facultad de Ingeniería; la Facultad de Bellas Artes los restauró y después se remontó en Costanera Norte.
¿Y cómo se conectan el artista con el restaurador?
La verdad siento que la carrera me abrió los dos caminos y que aprendí mucho más trabajando directamente en el campo de la restauración que en mi formación de artista. Siempre lo tuve muy separado y hace ya un tiempo estoy empezando a ver que hay varias cosas en común, de hecho mis trabajos de restauración son poco públicos en verdad, pero hacen a mi trabajo de artista.
El hecho de ser restaurador que incluso le encuentro significación en lo simbólico de la obra, por ejemplo, hay un montón de cosas que sin darme cuenta me fueron permeando. Es decir,, todo lo que se restaura hoy en Argentina tiene que ver más con lo que es principio de siglo XX o fines del XIX y es mucho del imaginario europeo con lo que se construyó y si bien a eso, como restaurador lo respeto y lo conservo como parte de nuestra historia, pero también es lo que me alimenta la crítica a esa mirada tan europeizante, entonces siempre hay como una comunicación fluida entre las dos profesiones.
¿Nadie es profeta en su propia tierra?
¿Cómo fue llevar la muestra a tu ciudad natal?
Para mí fue medio loco hacer la muestra sin estar allá, porque imagínate del 2010 que no vivo en Lobos, ahora por cuestiones personales estoy yendo mucho más y nunca dejaré de ir en verdad, y siempre surge esto cuando estás en Buenos Aires o en La Plata te dicen: “Que buenas tierras, qué tierra fértil en Lobos, se vive del campo”; para mí es una locura eso porque los que viven en el campo son un par de familias que son las que tienen la tierra, nada mas. La muestra fue la posibilidad de hacer una relectura de Lobos.
Ya había hecho una muestra en el 2019 con un trabajo que venía desarrollando y que no tenía una significación así bien localizada y esto fue como otra experiencia muy diferente, ya siendo consciente en sí del sentido político del paisaje y del territorio. No es la típica reproducción del relato este de “ah, qué bonita la Pampa viste, cómo es el mate, el cuero, el tradicionalismo”, sino tratar de traer esos mismos elementos que el tradicionalismo los toma desde una lectura conservadora. Me parece que tomar muchos elementos como la calabaza de la yerba mate, el barro como soporte o la arcilla, es tratar de cambiar el rumbo de la mirada.
¿Cuándo empezaste a gestar el proyecto de la muestra y cómo es que los zapallos adquieren protagonismo en la obra?
Cuando se dio la posibilidad de hacer la muestra que empezamos a trabajarla a principio de año fue con muchas de las obras que estaban sueltas, un trabajo bastante largo sobre todo lo que tiene que ver con los zapallos que tal vez es un rasgo bastante repetido en algunas obras.
La armé, en principio, para presentar virtualmente e hice una exposición que la verdad que no tuvo acceso al público y solo quedaron las fotos que grafican la imposibilidad de representar el paisaje pampeano con con los medios y las técnicas europeas; directamente mostré los moldes y algunas piezas de adobe como el contraste con el yeso y las técnicas europeas y las americanas.
El zapallo ya quedó como una una figura que me permitía representar icónicamente al territorio porque investigando descubrí que es un cultivo precolombino, una de las bases de las dietas de los pueblos originarios, así que tiene bastante sentido político de ese lado, y claro también me interesaba mucho desde lo plástico y lo visual.
Ese encuentro con los zapallos que, el primero fue del cultivo en una quinta en Empalme que utilicé en mi proceso de tesis, marcó el puntapié para lo que fue después la obra, como un signo de soberanía para mi, de relación con la tierra que va por fuera de la mirada occidental con la que nos formaron.
Con los años empecé a hacer moldes con los zapallos con ojos como personificar y poner más en foco. Y después empecé a darme cuenta que esos ojos que yo estaba haciendo le daban como rasgos a los zapallos como los que presenta el hipotiroidismo.
Finalmente en la muestra en el MAVLO trabajo con las que se conocen como calabazas de mate que, son de origen africano pero tienen presencia en América desde miles de años antes de la colonización, se supone que llegaron flotando por el océano . En la muestra hay calabazas reales y otras copias de molde hechas en cerámica.
Las puntas de lanzas donadas por Perón y la influencia de Ricardo Güiraldes
¿Cómo nace el título “Cuna, Sepulcro y Sustento”?
Hace unos años viajé a San Antonio de Areco y visité el Museo de Güiraldes (Ricardo, escritor argentino) y aluciné ahí, porque también su obra está muy centrada en el territorio, en la Pampa, aunque también es muy polémico porque él tuvo muchos focos en Europa.
Pero específicamente en su trabajo, en los relatos aparece el tema de la Pampa y buscando títulos básicamente encontré un poema que se llama Pampa donde él en un verso dice el título de la muestra, estas tres palabras para referirse a la Pampa y yo las tomé como prestadas.
Cuna, para ponerlo en relación a que lo estaba haciendo en la casa natal de Perón y por yo ser oriundo de Lobos. Sepulcro, porque simbolizaba toda esta violencia que sufre el territorio; y sustento porque mirando hacia el futuro es la única manera de entender este territorio, sentirse parte de él y no como un recurso que da el sustento.
¿Cómo llegás a las punta de lanzas donadas por Perón?
Me presentaron a la directora del Museo y Biblioteca Provincial Juan Domingo Perón del MAVLO y le pregunté si había algo en el acervo del lugar que no se estuviese mostrando en las salas donde están armadas las muestras permanentes, y ella me dijo que había una colección de puntas de flechas y lanzas indígenas que había coleccionado el mismo Perón y que las había donado en vida al museo y a mí ahí se me prendió, como que hice una conexión, porque yo venía trabajando, pero muy intuitivamente la idea de la lanza en relación a los zapallos desde hacía dos años.
Pero si recién te encontraste con las lanzas en el MAVLO, ¿Cómo venías trabajando el concepto anteriormente?
Trabajo en el Congreso actualmente en el departamento de restauración y ahí tenemos un acervo de muebles y cosas a intervenir y a restaurar entre esas hay muchos mástiles digamos, de las banderas de ceremonia. La media luna y la punta de lanza arriba que son las banderas de los despachos de los Diputados y es algo que siempre anda dando vueltas en el taller de restauración y a mí me llamaba la atención. Siempre les sacaba fotos y siempre las pensaba como “esto es el icono del Estado nación, es muy generación del 80' muy símbolo de de la patria que se construyó como granero del mundo” y todo ese relato que yo quería cuestionar.
Tenía siempre en mente hacer una lanza que sea la que alza la bandera pero que previamente, antes de alzarse, va matando pueblos que es como interpreto que se fundó el país que se pretendía granero del mundo y repartiendo tierras entre ellos; pueblos representados en las calabazas atravesadas.
Cuando la directora del Museo Perón me dijo que había puntas de lanzas indígenas ya lo pensé no como la contraposición, sino como la resistencia, . Fueron parte de la muestra aunque no las quise intervenir porque son patrimonio y además porque tampoco quería que sean una obra de arte contemporánea ni que las puntas fueran mostradas como tal porque me parece exceden a las categorías del arte esas lanzas que son milenarias, pero las quería mostrar.
Entonces trabajé con fotos que decidí ponerlas en forma de círculo porque me parecía que tenía que ver con un entendimiento circular del tiempo y no la concepción lineal del tiempo que es la del relato histórico oficial occidental blanco del modelo de Estado Nacional Argentino, entonces las contrapuse. Mi viejo es herrero es electromecánico, es como un artesano del metal y hace cuchillería y esas cosas, así que le pedí a él que me haga la punta de la lanza militar del Ejército Argentino que es esa réplica de que se ve en la obra de los zapallos, ahí puse esa lanza réplica y las calabazas que algunas son moldes de yeso y otras calabazas naturales también.
Los agrotóxicos, una historia personal y el aporte de la perspectiva interdisciplinaria
La muestra tiene una parte más bien plástica: el tema de la lanza, las piezas de cerámica, que yo representé como cuatro imágenes del territorio pampeano sufriendo la sequía, la mortandad de animales, todas cosas que vimos el último. Pero por otro lado también quise trabajar el tema de archivo, tanto con la colección de de puntas de flecha que había reunido Perón como con algo más actual.
Entonces en una vitrina expuse dos investigaciones científicas que dan cuenta del impacto de la agricultura química. En el trabajo impulsado por Florencia Polimeni, a través de la organización “Democracia en red” a la que pertenece, se encontró presencia de glifosato en orina. Y el otro trabajo es de Nicolás Olalla, que es biólogo y realizó una investigación sobre cómo los agrotóxicos están presentes en el aire y afectan a los árboles; entonces él recolecta hojas de árboles dañadas y las expusimos.
Con el sentido de utilizar al árbol no solamente para denunciar que se está afectando la naturaleza, sino también como un parámetro de lo que pasa en el cuerpo que en el paraíso (árbol) se ve. Seguís como si nada, te tomás una pastillita todas las mañanas y seguís pero estamos naturalizando que vivimos en un entorno totalmente insano.
Y así también expuse las cajas de levotiroxina que, yo intuitivamente desde que empecé en el 2017 a tener problemas de tiroides y me medicaron las empecé a guardar. Y en Lobos todo el mundo toma levotiroxina porque todo el mundo tiene las tiroides cagadas, porque el agua está contaminada porque hay niveles muy altos de arsénico.
Y aunque creo que sí hay conciencia, también hay mucho de cómo opera el poder real en estas cosas, son temas que no se hablan básicamente, entonces cuesta mucho a la gente que está allá, militando estas causas, llegar al total de la comunidad. Lo que a mi me pasó en la muestra fue que la gente veía las cajas y decía: “Ah yo tomo levotiroxina también ” y ahí me sentí muy contento porque sentí que se estaba entendiendo y que había un un feedback.
Me pareció importante que la curadora sea de Lobos y que la muestra sea ahí pero me interesa también poder mostrar esa imagen que es representativa porque en verdad pasa en toda la provincia no solamente en Lobos, mostrarlo en otros lados.
Siempre mostraba una vez y ya estaba la obra como que sentía que no tenía sentido volver a mostrarla y con esta muestra me pasa todo lo contrario. Es difícil producir arte en un mundo que se prende fuego literal, entonces cargarlo de sentido y que el arte sea una herramienta más para una militancia ambiental le da mucho más sentido.
Pude articular mucho con gente de Lobos y de otras disciplinas como del campo de la biología, de la militancia política y social, y siento que se tiene que ir hacia ahí, abrirse al trabajo en campo con otra gente. Estamos en una etapa donde se nos llama al individualismo, entonces me parece que el arte tiene que ser el lugar desde donde conservar lo colectivo y de defender lo propio, lo nacional.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión