El drama de una quilmeña que le niegan su tratamiento contra el cáncer: hace 4 meses está sin quimio y teme por su vida
Tiene 32 años y desde noviembre enfrenta un calvario en su lucha contra el linfoma de Hodgkin, enfermedad que requiere atención de por vida. Las demoras administrativas de Nación para conseguir su medicación ponen en serio riesgo su salud.
Celeste Quintana, una joven bonaerense de 32 años oriunda de Quilmes, enfrenta desde hace cuatro meses un calvario en su lucha contra el cáncer. Diagnosticada con linfoma de Hodgkin en 2019, Celeste requiere tratamiento de por vida, incluyendo sesiones de quimioterapia cada seis semanas. Sin embargo, las demoras administrativas en la entrega de su medicación pudieron en jaque su salud y su esperanza.
Desde noviembre del año pasado, Celeste está inmersa en una maraña burocrática que parece no tener fin. Tras presentar los papeles necesarios en la Dirección Asistencia Directa por Situaciones Especiales (DADSE), entidad estatal encargada de proporcionar medicamentos, fue víctima de dilaciones y respuestas evasivas por parte de las autoridades.
Su testimonio es desgarrador. Relata cómo debió realizar incontables llamadas telefónicas, enfrentarse a largas esperas y recibir respuestas vagas que no solucionan su situación. A pesar de ello, Celeste conserva una admirable serenidad, una cualidad que quizás haya cultivado desde el momento en que recibió su diagnóstico.
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El proceso para obtener su medicación se convirtió en un peregrinaje lleno de obstáculos. Celeste debe sortear múltiples trámites y obtener firmas de diversas autoridades médicas, un proceso que consume un tiempo invaluable. Además, la falta de actualización del vademécum bonaerense complica aún más la entrega de su tratamiento, que debe ser proporcionado por el Gobierno nacional a través de la DADSE.
“Me atiendo con una médica oncóloga del Hospital de Clínicas, en Capital Federal. Para pedir mi medicación, la doctora hace la orden médica y completa un formulario. Lo tienen que firmar ella, la jefa del departamento de Hematología y el director del Hospital. Pero como soy de Quilmes (sigue), los papeles los tengo que presentar en un hospital de mi jurisdicción. Yo voy al hospital Gandulfo, en Lomas. Llevo los papeles y ellos los envían a La Plata porque es la Provincia la que debería darme la medicación", contó.
“El problema es que la quimio que estamos probando desde fines de 2022 no está en el vademecum bonaerense. Entonces la entrega la tiene que hacer Nación. Es a través de la DADSE. Para empezar el trámite ante la DADSE, tengo que esperar unos 10 días la negativa oficial de la Provincia. El trámite vuelve de La Plata al Gandulfo, de donde me voy con la negativa y más formularios para llenar. Se los llevo a mi médica en el Clínicas, donde otra vez tienen que firmar ella, su jefa y el director del Hospital. Ahí entonces tengo que recibir la negativa del Clínicas, donde ellos expresan que tampoco tienen mi medicación", agregó.
La situación se volvió aún más crítica debido a una reforma burocrática que paralizó la actividad de la DADSE, que ahora quedó bajo la órbita de Salud, a cargo de Mario Russo. Aunque las autoridades aseguran estar trabajando en la regularización de la situación, los pacientes como Celeste continúan sufriendo las consecuencias de estas demoras. “Hasta diciembre, esos papeles los llevaba al Ministerio de Desarrollo Social, donde estaba la DADSE”, contó la joven que lleva cuatro meses sin respuestas ni quimioterapias, lo que podría afectar en su salud.
Ante la falta de soluciones, Celeste y su familia, humildes habitantes del sur del conurbano bonaerense, iniciaron acciones legales. La joven se aferra a la esperanza y a pesar de las adversidades, cursa dos carreras en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Y está llena de ilusiones: “Voy a ser licenciada en Bibliotecología o en Historia, según en qué me reciba primero”, contó en declaraciones al diario Clarín.
Afortunadamente, tras una ardua batalla legal, en los últimos días Celeste logró obtener un amparo judicial que ordena a la DADSE entregarle su medicación de manera inmediata y gratuita. Sin embargo, su caso es solo la punta del iceberg de un sistema de salud que parece desbordado y desorganizado. Mientras aguarda continuar con su tratamiento, la joven sigue persiguiendo sus sueños académicos y luchando por su derecho a una atención médica digna.
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