Mario Lugones fue designado como el nuevo ministro de Salud del gobierno de Javier Milei, en reemplazo de Mario Russo, quien dejó el cargo de manera acelerada. Lugones, dueño del Sanatorio Güemes y con una vasta experiencia en el ámbito de la salud, ya ejercía influencia en el gobierno sin ocupar un puesto oficial, hasta ahora.

El Gobierno de Milei anunció su nombramiento destacando su trayectoria. Lugones fue jefe de clínica de la Unidad Coronaria del Sanatorio Güemes y trabajó en instituciones como la Fundación Favaloro y el Sanatorio Malvinas. Además, dirigió el Instituto Médico de la Seguridad Social y Evaluación Tecnológica (IMSSET) de la Facultad de Medicina de la UBA, y la Maestría de Gerenciamiento de Sistemas de Salud de la misma casa de estudios.

Más allá de su currículum oficial, Lugones ya tenía un rol clave en el entorno de Milei. Fue un consultor cercano desde la gestión de Nicolás Posse y tras su salida, se alineó con Santiago Caputo, el influyente asesor presidencial. Según Clarín, Lugones también tiene fuertes conexiones políticas, destacándose sus contactos con Enrique "El Coti" Nosiglia y el sindicalista Luis Barrionuevo, con quienes comparte vínculos en la Fundación Sanatorio Güemes.

Además, su hijo, Rodrigo Lugones, es socio de Caputo en una consultora, lo que refuerza aún más su influencia en el gobierno libertario. En la interna del Ministerio de Salud, Lugones ya había mostrado su poder. Su influencia quedó en evidencia cuando, a principios de año, se le atribuyó la salida de Enrique Rodríguez Chiantore, un funcionario cercano a Patricia Bullrich, de la Superintendencia de Servicios de Salud, aunque las razones de su desvinculación no se hicieron públicas.

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