Es mamá soltera, quedó sin empleo y pese a su timidez salió a cantar al tren Sarmiento para darle de comer a su beba
Merlina se crió en Moreno y era camarera. Un día quedó desempleada y sufrió la separación con su pareja. Estando embarazada se vio "en la cuerda floja". Pese a ser vergonzosa, tomó coraje y con Emilia a upa comenzó a mostrar su arte en los vagones del ferrocarril. "Cantar es el único trabajo que me permite estar con mi hija", dijo a LANOTICIA1.COM.
En medio del bullicio y el trajín diario de los trenes del Sarmiento, una melodía se eleva sobre el ruido de los vagones y capta la atención de los pasajeros. Es la voz de Merlina Soria, una joven artista de 25 años que encontró en la música no solo un modo de vida, sino también una manera de estar cerca de su pequeña hija, Emilia Lucía, de apenas un año y medio.
Merlina, oriunda de Moreno y vecina actual de General Rodríguez, recorrió un camino lleno de desafíos y resiliencia, al igual que muchas mujeres del Conurbano bonaerense. "Me mudé hace poco con mi bebé", cuenta a LANOTICIA1.COM, recordando los cambios recientes en su vida. Antes de la llegada de Emilia, ella ya había encontrado su lugar en los trenes, llevando su arte a los pasajeros en sus trayectos diarios.
"Yo arranqué cantando en el tren hace como 5 años, antes de la pandemia", relata. Acompañada en un principio por su pareja, exploraron diversas líneas de colectivos hasta que, después de una separación, Merlina decidió continuar su carrera musical en solitario. Su embarazo no fue impedimento para seguir cantando en el tren, y hasta los últimos meses de gestación, la joven artista seguía ofreciendo su música a los viajeros.
Para esta joven la música fue una constante desde siempre. Sin embargo, las circunstancias la llevaron a convertir su pasión en una forma de sustento. "Perdí mi trabajo como camarera en San Telmo y no sabía qué hacer. Volví a cantar en el tren porque ya no tenía otra opción", explica. Aunque tímida por naturaleza, Merlina superó su vergüenza inicial por necesidad y comenzó a enfrentar el reto de cantar ante desconocidos diariamente.
Con la llegada de Emilia, el desafío creció aún más. "Después de tener a mi bebé, me vi en la cuerda floja. No sabía cómo iba a hacer para salir a trabajar y cuidarla al mismo tiempo", comenta. Pero Merlina encontró una solución ingeniosa: comenzó a llevar a su hija atada con una chalina, y luego en una mochila ergonómica, que le permitió trabajar mientras la mantenía segura y cerca.
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La imagen de Merlina cantando con Emilia a cuestas no solo se volvió viral, sino que también tocó los corazones de muchos. "La gente me tira mucha buena onda, aunque también hay comentarios negativos", admite. No obstante, la artista callejera elige enfocarse en lo positivo: "Ver a la gente grande sonreír o a los chicos pequeños bailar me llena de alegría. Eso vale más que cualquier crítica".
Emilia, por su parte, parece haber heredado la pasión de su madre por la música. "Desde que nació me acompaña a todos lados. Ahora que está un poco más grande, ya empieza a querer cantar conmigo", dice Merlina con orgullo. En otras ocasiones, la pequeña descansa sobre el pecho de su madre, mientras ésta, dueña de una dulce voz, interpreta las más bellas melodías que se escuchan en el Sarmiento.
En su repertorio, Merlina incluye clásicos del rock nacional y boleros de música centroamericana. Aunque algunos pasajeros le piden canciones de otros géneros, ella se mantiene fiel a lo que le apasiona. "Canto la música que me gusta y que escucho. Es lo que me llena y me permite transmitir mi esencia", afirma mientras Emilia juega con el micrófono, reclamando el protagonismo que también merece en esta entrevista.
Pese a las dificultades, esta joven madre no deja de soñar con un futuro mejor. "Me encantaría tener más estabilidad económica y darle una mejor vida a mi hija. Pero, por ahora, cantar es lo que más me permite estar con ella", afirma. Aunque agradecida por haber encontrado un lugar para vivir en General Rodríguez, Merlina no descarta la posibilidad de encontrar un trabajo más estable que le brinde la misma satisfacción que su arte.
"Cantar es el único trabajo que hoy me permite estar con mi hija. Para mi lo principal es poder cuidarla y contenerla. Y aquí estamos juntas y felices", concluye. Para aquellos que viajan en el tren Sarmiento, encontrar a Merlina es un regalo inesperado. Su dulce voz y su fuerte historia nos acompañan en el viaje, recordándonos que la vida está llena de sorpresas y que la cultura puede surgir en los lugares más improbables.
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