"Vivíamos así, éramos jóvenes y no nos importaba": la historia detrás del espacio cultural que cumple 10 años de autogestión
Por "Casa Unclan"circulan gran cantidad de músicos y artistas del under platense. Este sábado, la cooperativa a cargo del proyecto organiza un mega festival para celebrar una década de trabajo. Bandas, DJs y un gran cierre con Supermerk2. El origen de una inciativa que arrancó como un sello discográfico en una "casa hecha mierda" y que fue levantada a pulmón y por amor al arte.
Por Gabriela Edith Lorenzo
En épocas en la que se valoran más los resultados que los procesos, la historia de un clan formado por estudiantes del interior del país que se encontraron en los pasillos de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) “y después por los recitales, por la noche y por la vida, digamos”. Así lo cuenta Lautaro Pugliese, uno de los miembros de la cooperativa que lleva adelante el proyecto de “Casa Unclan” que este mes cumple 10 años de vida promoviendo la cultura.
Detrás de las luces, los escenarios, los parlantes y las barras, hay un grupo humano que trabaja en red con otros gestores culturales como parte del entramado de la mítica movida platense, de donde salieron grandes bandas del rock y el indie argentino. Y es que el under, la música y la universidad, son un caldo de cultivo para la juventud que llega desde el interior y se deslumbra con la escena cultural.
En esas diagonales, entre libros y recitales, se encontraron pibes y pibas entre las que había músicos que querían sacar un disco y artistas que querían desarrollar sus propios proyectos. “O sea que en principio el concepto fue crear una productora de eventos para también poder autogestionarse los propios”, le pregunto a Lautaro que entre risas responde: “Sí sí sí sí sí, ponele que sí. Éramos eso sí, no lo sabíamos, pero sí”.
“Unclan empieza como un clan de personas haciendo cosas, éramos estudiantes y músicos y músicas que se agruparon para llevar a cabo fiestas, por decirlo de alguna forma, y movidas, para poder sacar sus materiales"
"Sacábamos discos físicos que en ese momento se hacía mucho y cassettes. También se imprimían obras de arte y demás, pero empezó así empezó como un clan de personas”, recuerda Lautaro graficando el espíritu de la iniciativa: autogestionar sus propios proyectos.
Eso fue en el 2012, la presentación del Sello se hizo en el Pasillo de las Artes con un festival que incluyó recitales y exposiciones, “y después se hacían fiestas en distintas casas; por lo general eran casas que solíamos alquilar y se improvisaban barras y se hacían las fiestas así y tocaban las bandas ahí”.
Lautaro tiene 36 años, es de Entre Ríos y llegó a La Plata a estudiar Periodismo y Comunicación Social, sin embargo, su objetivo nunca fue recibirse.
"Fue un paso la facultad, fue para irme de Gualeguaychú más que para buscar una carrera o algo así, pero terminé encontrando mi lado de la música, hice una carrera de músico pero no me recibí de nada”.
Claro, Lautaro no tiene título universitario, pero ese paso por la academia fue clave para el encuentro con el grupo humano con el que desarrolló un proyecto de vida que promueve la cultura platense y que es fuente de empleo para su familia y las de otras personas que trabajan en el espacio.
Un clan que se transformó en hogar: ¿Cómo nace Casa Unclan?
“Y ese fue un cambio grande para nosotros” anticipa Lautaro y cuenta que él y Sami se quedaron sin casa cuando se les terminó el contrato de alquiler: “Vivíamos juntos y fue como ´che, vamos a una casa donde podamos hacer cosas, donde podamos hacer eventos y donde se pueda tocar y hacer fiesta´”.
“Y estuvimos como seis meses buscando, sin casa fija, porque estábamos como obsesionados en esa, en encontrar un buen lugar hasta que en el 2014 en enero lo encontramos”, en calle 5 entre 64 y 65, “era grande, tenía muchas habitaciones y era barata porque estaba hecha mierda. Entonces fuimos por ahí”.
Lautaro de a poco se fue alejando de la carrera de periodismo pero no del ámbito universitario. “Nati que es de Trelew como Sami, estudiaba Trabajo Social, pero por ahí las que más tenían que ver eran las de Arte, Música y la de Perio, que de ahí medio que salimos todos”. Ese grupo humano, de forma autogestiva en una casa “hecha mierda” que al principio también fue hogar, comenzó un proyecto que el próximo 20 de octubre cumple 10 años.
“Vivíamos así, vivíamos así, éramos jóvenes, no nos importaba tampoco mucho. Hacíamos fiestas. Pagábamos el alquiler con eso y cuando podíamos sacábamos discos. Pero sí, hacíamos fiestas y con eso cubríamos los gastos mínimos que necesitábamos para vivir”; responde Lautaro sobre la supervivencia siendo un estudiante del interior.
Y fue así como el proyecto itinerante comenzó a tomar una identidad propia, ya no hubo que boyar para grabar, porque entre los primeros proyectos en esa “casa hecha mierda”, el grupo trabajó para montar su propio estudio de grabación y fueron varios los discos que salieron del sello.
El primero fue el de Hojas Secas (actualmente Hojas por el Barrio), banda en la que Lautaro es baterista y que, con 20 años de trayectoria, se ubica entre las más destacadas del under platense. "´Vuelvo de madrugada´ lo grabamos a dónde estaba el escenario antes de esta modificación que tuvimos ahora”, cuenta sobre ese álbum y en referencia a la estructura que hace pocos meses fue renovada por una más grande y con una nueva disposición.
“Ahí pusimos la batería, colchones, todo. El escenario era un placard que había ahí en la casa así que lo pintamos, lo reforzamos y lo pusimos como escenario”
Casa Unclan fue hogar primero, estudio de grabación y sala de ensayo después, por los que pasaron cientos de bandas, tales como El Mató a un Policía Motorizado; con el paso del tiempo y a fuerza de fiestas y ponerle el cuerpo, se recaudó el dinero para incluir reformas edilicias que permitieron ampliar la oferta del lugar.
Lo que empezó como un sello discográfico, actualmente es un espacio que abre de miércoles a sábados y a veces también los domingos, brindando desde show musicales, hasta ferias, teatro, proyecciones y otros ciclos artísticos que forman parte de la variada oferta cultural de Casa Unclan.
Durante los fines de semana, ofrece el clásico doble turno del under platense, con fechas que incluyen recitales, DJs y otros eventos desde las 20.00 hasta las 00.00, seguidas de la trasnoche en la que la música en vivo o la fiesta bailable son las protagonistas.
En cuanto a la relación con otros espacios culturales de la ciudad, Lautaro destaca que siempre se están “tirando buena onda” y permanecen en contacto "charlando a ver qué hay en cada espacio, la agenda que tiene para no pisarnos" y remarca: “Somos amigos también y nos conocemos hace mucho entonces como que ya sabemos cómo funciona y cómo manejarnos en ciertas situaciones”:
“Compramos cosas en conjunto a veces, como vasos entre muchos. O por ejemplo, si vienen bandas de afuera y te dicen: ‘Che necesito esta fecha porque estoy en la ciudad’, se ve de correrla y si no tenemos lugar en Unclan se puede buscar en otro, y así, estamos en contacto y en constante charla”.
10 años de Casa Unclan: Las bandas y DJs que sonarán en el Festival del sábado del 12 de octubre
En un intento de compendiar una década de promoción y gestión de la cultura, el espacio celebra su aniversario el próximo sábado 12 de octubre con un festival en el que tocan “Recreo Uruguayo, los Charles Jacket, Nina Suárez, familia Hojas, Bestia y cierra Supermerk2. Son bandas que han tocado en Unclan un montón de veces, bandas cercanas y que queremos un montón, así que re contento de festejar estos 10 años con este line up”.
Lautaro aclara que “hubo muchas bandas que quedaron afuera pero porque no se podía, necesitábamos más días me parece para hacer eso”. Además “entre banda y banda musicalizan la Comitiva Full Dance, Mora de Mora y los Metegoles, Ramiro Sagasti, Nene Monstro de Aladro, la Hormiga y DJ Limón”.
La cita es a partir de las 16.00 en el Club Julián Aguirre, es que el evento es tan grande que se organizó en “una cancha de fútbol que queda en 72 entre 16 y 17, pero se ingresa por 72, ahí va a haber una arcada que se va a ver así que no se van a perder”.
El festival se estima que dure hasta las 02.00 de la madrugada y Lautaro no niega ni confirma que siga en Casa Unclan: “Ojalá que nos de, yo encima también toco”, explica y se ríe. Además de la emoción por tamaño festejo, la ansiedad forma parte de los días previos al evento.
“A mí me pasa siempre que quiero que termine, quiero estar al otro día diciendo, ‘Uy, qué bueno’, yendo a la plaza con Sandro (su hijo) y con mi compa, o yendo a comer algún lugar, así que ya pasó todo digamos obviamente lo disfruto en el momento, pero el día después lo disfruto muchísimo más”, explica Lautaro que forma parte del evento como gestor tras bambalinas y como artista arriba del escenario.
Consultado por las posibilidades con las que se encontró en la ciudad de las diagonales, Lautaro destaca que “la movida de La Plata siempre fue bien vista, pasan fenómenos sociales que están buenísimos. Muchas bandas salieron de acá también y eso te da como una legitimidad".
"También hay muchos espacios y está la Universidad Pública que hay que defender, como que se dan muchas cosas que están buenísimas que pasen, mucha circulación de gente de distintos lugares del país con distintas culturas que se mezclan y pasan cosas buenísimas”.
“Les hace falta una guerra” se escucha aún refunfuñar a algún reaccionario quejándose de la “juventud perdida y sin futuro”. No. Les hace falta una Universidad Pública que los junte, para crear ideas, tejer redes y saber que hay otros universos posibles. Sostener el acceso a la educación gratuita y de calidad, el deporte, el arte, es impulsar espacios de contención para el aterrizaje de los pibes y las pibas en el mundo adulto.
Los centros culturales, los clubes de barrio, los talleres, funcionan como espacios en los que los jovenes pueden reunirse con sus pares para trabajar proyectos que muchas veces, exceden a la academia o están por fuera de ella, pero que hacen de las calles un lugar seguro y de encuentro, y no de “vicios” y “vagancia”.
Romper con el círculo vicioso y construir un círculo virtuoso, forma parte de las aspiraciones de la juventud, pero se necesitan políticas estatales que fomenten los espacios públicos donde estos encuentros no sólo son posibles, sino también eficaces.
Lo que se aprehende en los pasillos de las facultades y en el encuentro con otros estudiantes no queda registrado en ninguna matrícula pero muchas veces, deja huella, como el clan que hace más de una década construyó un proyecto con cero pesos en los bolsillos pero impulsados por el amor al arte y el espíritu comunitario.
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