Un arquitecto de otro mondo: "Salamone no llega a la gente por estudiarlo, sino por el boca en boca"
El ítalo argentino tiene más de 60 edificios construidos en la provincia de Buenos Aires entre 1936 y 1940. La misión de descubrir si aún existen obras perdidas y una comunidad en redes que observa, pregunta y se interesa. Lanoticia1.com entrevistó a Martín Aurand, el creador "salamoner" de Mondo Salamone.
El proyecto “Mondo Salamone” surgió allá por 2007, aún sin el formato ni nombre que tiene hoy, entre una mezcla de ocio y curiosidad, más que por conocimiento. Y es que en esa época poco o nada se sabía de Francisco Salamone. La entrada al Cementerio de Azul, que impacta ya en fotos, a Martín Aurand, fotógrafo, realizador y digitalizador, lo conmovió según contó en una entrevista a Lanoticia1.com
De allí en más fue de a poco indagando sobre este arquitecto e ingeniero nacido en 1897 en Leonforte, región italiana de Sicilia, y que llegó a la Argentina siendo un niño pero que dejó de adulto todo un mundo de obras en la provincia de Buenos Aires, de Córdoba y la ciudad de Buenos Aires para seguir disfrutando tantas décadas después.
Lo que comenzó como algo personal, hoy con más de 7400 seguidores en X (antes Twitter), más de 13.500 en Instagram y unos miles más en Facebook, es casi como una comunidad “salamonica”, donde se comparten imágenes e historias desconocidas. Y es que del archivo privado del ítalo argentino ha quedado poco o nada.
El arquitecto e ingeniero recibido en la Universidad de Córdoba en 1920, diseñó y llevó a cabo más de 60 edificios en territorio bonaerense, entre 1936 y 1940. Este prolífico corto periodo tiene un porqué.
Durante la administración del gobernador conservador Manuel Fresco, en un mundo post crack del 29 y entre-guerra, se dio un monumental impulso a las obras públicas. Los municipios, muy poco poblados y por tanto carentes de los recursos para ello, es en donde Salamone aparece dirigiendo y proyectando, junto a otros arquitectos, edificios municipales, plazas, portales de cementerios, mataderos, etcétera, con la premisa de mostrar un Estado fuerte y presente. Su obra se caracteriza por una mixtura de estilos: monumentalismo, racionalismo, funcionalismo, art decó y futurismo.
¿Cómo fue que surgió en 2007, Mondo Salamone?
Fue algo bastante accidental. Mi papá cuando se jubiló se fue a vivir a Cacharí, Partido de Azul. En una visita que le hice en ese verano, en el 2007, lo acompañé a Azul y él tenía que ir a un sanatorio a visitar a un amigo que tenía enfermo. Yo me fui a ver qué podía hacer porque era temprano. Terminé en la oficina de turismo y ahí me dieron un folleto de un tal Salamone con fotos de un par de obras de las cuales no tenía ni idea y que me llamaba la atención no haberlas visto nunca.
Así que me fui caminando desde la terminal hasta el portal del cementerio, que era de las fotos que había visto lo que me había llamado la atención. Cuando llegué al cementerio no podía creer lo que estaba viendo. Quedé bastante shockeado. Justo tenía encima una cámara de fotos, así que saqué ahí un par de fotitos.
En ese momento no había redes sociales, no había smartphones, así que tuve que esperar después también a volver a Buenos Aires para chequear un poco más, a ver qué había de información de ese hombre.
Porque estamos hablando de que habían pasado como 70 años, más o menos, de la obra de él en la provincia y aún no se sabía mucho.
No, tal cual. Y a veces de lo que uno iba encontrando no era muy fiable la información que había. Lo que me ayudó después fue que ese mismo año, más adelante, acá en Buenos Aires se hizo una muestra sobre las obras de Salamone. Yo fui y, al final de la muestra, había un contacto sobre un grupo de Yahoo, que eran como esas especies de foros que eran bastante complicados de seguir el hilo. Pero la cuestión es que sirvió para que, primero, me informara un poquito sobre lo que se estaba investigando y demás, y por otro lado establecer contacto con René Longoni, que es el arquitecto que lo viene estudiando hace ya un par de décadas. Él tenía en ese momento publicado un libro con sus investigaciones al respecto. Lo conseguí y fue mi compañero, ahora no tanto, pero sí durante muchos años era mi guía de viaje cuando iba recorriendo los municipios para refrescarme qué obras había y también cómo había sido el contexto de cada proyecto en cada lugar.
¿Vos te dedicás a la fotografía?
Sí y no. No vivo de la fotografía, trabajo digitalizando VHS, diapositivas y demás, pero el trabajo mío de estar fotografiando es algo que sí vengo haciendo desde hace mucho tiempo, aunque hasta Salamone nunca lo había visibilizado.
Y esto explotó después con el boom de las redes sociales, cuando se empezó a consolidar un poco toda esta comunidad
Exacto. El derrotero fue el siguiente, en 2007 conozco la obra, empiezo a investigar un poco más y como no tengo auto, tampoco fue que salí a conocer toda la obra y hacerla en un año, sino que fui investigando y a medida que podía, me organizaba para conocer más municipios y más obras.
Recién, a principios del 2010, ahí hice mi primer blog, que ahí sí empecé a compartir imágenes, pero sin mucha información, era una cuestión más visual, de compartir las obras que iba conociendo. Después al poco tiempo también armé mi primera cuenta de Facebook, que era lo que estaba más en boga en ese momento. Y en el 2018 hice la cuenta de Instagram, que con la pandemia ayudó mucho más a que explotara todo, y que tuviera más feedback con la gente. Lo que siento es que en la pandemia como que se revolucionó más, que antes quizás eran modas, que había años en los cuales Salamone por alguna nota o película, estaba de nuevo un poco en boga, y yo creo que a partir allí ya quedó como más consolidado, se incorporó más. Todos los días me mandan fotos de gente viajando y demás, y por la movida que hay en general, me da esa impresión, como que ya terminó de incorporarse.
¿Qué es lo que te dice la gente que vive, que convive con esa obra que se hizo hace mucho, que es tan particular y llamativa? ¿cuál es la reacción cuando llegas para esas visitas?
Fue cambiando con el paso del tiempo, al principio era un poco de asombro. “Qué hace un porteño acá, teniendo alguna otra ciudad grande más cerca”. Igual yo cuando armo los viajes, mi idea es conocer más del lugar, mi objetivo nunca es ir solo a sacarle fotos a la obra de Salamone y seguir de largo, sino en lo posible quedarme en el lugar y también escuchar o preguntar a ver qué es valioso también para la gente de esas localidades.
Ya en los últimos años, lo incorporaron y les es mucho más familiar y hasta siento como mucha más familiaridad con el tema de la cuestión cuando uno pregunta dónde está el matadero o el cementerio. O quizás se te acercan a contarte algo, si te ven que estás sacando fotos, que quizás al principio era un poquito denso, sin pasar a mayores, pero uno se sentía como bastante forastero, y ahora ya no tanto, lo tienen súper incorporado.
La mayoría de las localidades de alguna manera lo vende. Ahora, a partir de la pandemia, surgió esto de Recreo, que es esta aplicación que tiene como una guía turística muy buena y la mayoría de las obras tienen el cartelito con el código QR. Entonces, como que cambió mucho, en estos años cambió un montón la percepción de la obra, ¿no? Antes era ir como a un edificio abandonado, que a veces ni siquiera la gente del pueblo sabía bien cómo estaba, o qué era, que era medio como la búsqueda del tesoro, y con el paso del tiempo ya lo absorbieron para bien.
¿Todavía hay obras perdidas de él, o no, o seguís encontrando, o te siguen llegando historias de por qué se hizo?
Por un lado no sobrevivió su archivo profesional ni personal, entonces siempre va a ser como una búsqueda eterna del tesoro, porque no es que tenés un listado, que sabes dónde trabajó el tipo, y en base a eso después cotejar, a ver si es cierto se hizo, no se hizo, qué pasó en el municipio.
Los únicos archivos que sobreviven son los de las municipalidades de cada distrito, que, bueno, como todo archivo municipal, a veces se tiran cosas, se inundan, le pasa de todo. Y, de hecho, en Azul hace un par de meses se encontraron planos y un montón de información que todavía no se ha compartido, de varias obras que realizó Salamone ahí. Todo porque un empleado tenía que hacer limpieza de papeles y como ahora Salamone es conocido, le sonó como familiar eso, y dijo, ‘ey, parece que esto es valioso’, pero a la vez todo lo demás se tiró. Quizá hoy estamos descubriendo otro Salamone. Así como esta vez se salvaron, hace diez años se pudo haber tirado mucha info.
En Córdoba se está investigando mucho y actualmente lo de la provincia yo creo que está casi cerrado, salvo que aparezcan obras privadas o algo así. Las novedades vienen de Córdoba hoy en día, y no es una arquitectura tan moderna, sino que es más colonial.
Claro, porque es como una mezcla de estilos, hay de todo. Los municipios no tienen nada que ver con las obras privadas que hizo, por ejemplo.
Exactamente. Entonces, como lo de Córdoba es lo primero que él hace, desde su primera etapa, porque él se recibe en la Universidad de Córdoba y después vive en Valle Hermoso, allá en el Valle de Punilla, y eso durante los 20 y principios de los 30. Él empezó en la provincia recién en el 36. Entonces tiene como todo un montón de años en Córdoba, de los cuales lentamente van apareciendo obras.
Pero es algo que cada año aparece algo nuevo y se va viendo, se va cotejando porque hipótesis hay miles. Esto es un mundillo, te imaginarás, de versiones y rumores, pero lo de la provincia de Buenos Aires yo creo que ya está bastante cerrado. No creo que aparezcan muchas sorpresas, quizás aparezca un Cristo con una cruz. Eso pasó en la pandemia. Hay una cruz en un campo cerca de Saldungaray, en el medio de las sierras, que está muy lindo con el entorno. Pero bueno, es la misma cruz que hizo para muchos otros municipios, sólo que esta está en otro lugar.
¿Cómo es tu relación con los seguidores? Me habías contado algo que te mandan fotos y te dicen cosas como “estoy acá, donde te leí”.
Mayormente el vínculo es ese, que eso fue algo que yo no busqué, que esto ya te lo cuento medio como terapia. Yo arranqué de una manera muy tímida, compartiendo las fotos en el blog, y después cuando tenía Instagram, medio que repliqué ese formato de subo fotos sin mucha info. Hasta que cuando empezaron a existir las historias de Instagram y todo eso, me daba cuenta que de a poco la gente empezaba a etiquetarme cuando estaba de viaje, y compartía las fotos.
Entonces ahí empecé a darme cuenta, muy lentamente igual, de que “acá pasa algo lindo”. Ahí me cayó la ficha de “qué bueno que me etiquetaron”. Así se empezó a armar un poco esa movida. Hoy en día, más que nada eso, también alguna consulta.
Lo que viene pasando también en los últimos tiempos es que me comparten bastante seguido arquitectura moderna, con algunos rasgos parecidos a Salamone, para consultarme “Esto es de Salamone, yo vivo en tal pueblo, y que el cementerio es medio raro”. Es algo que la otra vez lo hablaba con algunos arquitectos, que me parece como muy fascinante, que a Salamone no llega la gente por estudiarlo en la universidad, en la escuela, sino que llega por el boca en boca, y que esa obsesión que genera de empezar a mirar obra y de estar en cine y mirar los detalles hace que la gente descubra la arquitectura moderna de repente. Entonces, después ven un cine, ven otro tipo de obra que no hizo Salamone pero que es de la misma época y ya les llama la atención y con lo primero que lo vinculan es con él y entonces muchas veces me preguntan “¿Este cine lo hizo?” Pero uno entiende de dónde sale ese germen y ese interés que antes no tenían por la arquitectura, por el Art Decó y por todo lo que se hizo en esa época.
Sobre los libros, que me podés contar, son tres
El de la “Ruta Salamone”, es de Ediciones Bonaerenses (que es la editorial de la Provincia de Buenos Aires). Cuando me convocaron para ese libro para mí fue una sorpresa muy grata, primero porque el prólogo lo hizo René Longoni, que era el arquitecto que te mencionaba con el cual nos venimos escribiendo hace mucho y que nos conocimos personalmente finalmente hace unos meses, así que para mí fue muy lindo compartir una publicación con él y por otro lado me gustó mucho también no sólo la edición sino también la idea de la crónica que va muy de la mano de cómo encaro yo las fotos, que son como más fotos de viaje, como crónica, y no tanto la típica foto de arquitectura más fría o con fotos de detalle de la obra. Sino que también intento compartir un poco del entorno y lo que hay alrededor entonces. Las crónicas también me encantaron y me gustó mucho esa idea. También están armando presentaciones cada tanto y es linda también esta cuestión de que todos esos libros están en las bibliotecas de la provincia.
Después el que hice (del que ya no quedan más ejemplares y que lo publiqué el año pasado) que es “Vistas de la Pampa Salamonica”. Fue un proceso largo desde que tuve la idea hasta que más o menos encontré un diseñador para el libro, etcétera, y cayó la pandemia en el medio.
Es un fotolibro de poco menos de 500 páginas con todas las obras que había visitado hasta ese momento o sea, hasta la pandemia de Salamone en la provincia de Córdoba, en la provincia de Buenos Aires y acá en Capital que es eso, es como un viaje es como la recreación de alguna manera de los viajes con fotos de entorno, de las obras y de otros edificios que fui encontrando en el camino. Por eso terminan siendo casi 500 páginas y un mapita también tenía la edición. Después veré si en algún momento se puede reimprimir porque los costos del papel hoy en día están un poco por las nubes.
El último que es el de “Una Excursión a la Pampa Bonaerense” fue como un capricho que tuve al no poder reimprimir y ya había vendido casi todos los libros del de Salamone y dije bueno hago un librito más chico, un poco más barato pero que pudiera sacarme las ganas de mostrar algo de los viajes por la provincia. O sea todo lo que no es Salamone una selección de lo que fui encontrando en el camino, que no era Salamone, pero que son los mismos viajes, básicamente. Y a eso le agregué nada más unos cinco textos, que son extractos literarios, casi todos del siglo XIX, con algunas pequeñas crónicas y demás. Lo opuesto al de Salamone en cuanto al formato, que es un poco más panorámico, esto es más chiquito y más tranquilo.
Otro proyecto: “Mondo Moderno”
Es un nuevo proyecto donde comparte obras de arquitectura moderna en Argentina, mayormente realizada alrededor de la década de 1930. También tiene una cuenta en Instagram.
“Con todas estas consultas que tengo de la gente compartiéndome arquitectura moderna, que no es Salamone y demás, más todo lo que fui encontrando en los pueblos que no eran Salamone, pero que igual me parecía muy valioso, tengo otro proyecto que se llama “Mondo Moderno”, que ahí sí estoy compartiendo eso, que lo actualizo cuando puedo, y es otro laburo porque ahí no tengo fuentes siempre, sino que tengo que investigar yo y demás, y ya es otra movida, pero la idea ya la estoy ejecutando solo que lentamente”, cuenta acerca del mismo.
Perfil: Martín Aurand
Ciudad de Buenos Aires, 1981. De formación autodidacta, desde su adolescencia registra paisajes y localidades de la llanura pampeana. Lleva a cabo diversos proyectos fotográficos vinculados a la arquitectura moderna con una visión federal. Publica los fotolibros Vistas de la pampa salamónica (2022) y Una excursión a la pampa bonaerense (2023). También aportó sus fotos para Ruta Salamone (2023).
Foto: Sofía Kenny
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