Viviam Perrone, heroína sin capa: Su historia poco conocida como maestra de grado y familia de abrigo en Vicente López
La mamá de Kevin Sedano es famosa por ser la fundadora de la ONG Madres del Dolor. Sin embargo, pocos saben de su admirable labor como docente: "Cuando perdí a mi hijo, fueron los alumnos los que me ayudaron a seguir con mi vida". Además, desde hace 17 años es guarda de chicos que no tienen madres ni padres y aguardan ser adoptados: "Quiero alentar a más personas a que se animen y den el primer paso, como hice yo".
Viviam Perrone, conocida por ser la cara visible de la ONG Madres del Dolor, lleva más de dos décadas peleando por justicia desde que un auto atropelló y mató a su hijo Kevin Sedano, de 14 años. Pero además de esa lucha incansable, hay otro lado de ella que no muchos conocen: es maestra, y encontró en la docencia una forma de seguir adelante. En el marco del Día del Maestro, nos cuenta su historia, que va mucho más allá de los tribunales.
Entre las aulas del colegio St. Nicholas de Olivos, donde los alumnos y compañeros la adoran, y su casa, donde recibe a chicos en situación de alta vulnerabilidad, Viviam no para. Desde hace 17 años, su hogar se convirtió en refugio para chicos que necesitan contención hasta que puedan volver con sus familias o ser adoptados. “Ser familia de abrigo es dar y recibir amor”, dice, con una sonrisa cálida, mientras cuenta cómo empezó en esta aventura que la llena de satisfacción.
"La docencia es gran parte de mi vida. Quien es docente nunca deja de serlo. Ser maestro es tocar vidas para siempre. Con una palabra podés cambiar una vida, para bien o para mal. Por eso es tan importante que los docentes comprendan cuál es su rol. Acompañamos en el crecimiento de muchos. Tenemos que saber incentivar para que los jóvenes quieran crecer aprendiendo. Que ellos entiendan lo importante que es el saber", cuenta Viviam en LANOTICIA1.COM.
La activista por los derechos humanos recuerda con mucho cariño los momentos que vivió en el colegio, sobre todo tras la muerte de su hijo: "Me pasaron muchas cosas lindas en las aulas. Cuando perdí a mi hijo, fueron y son los alumnos los que me ayudaron a seguir con mi vida. Es hermoso hoy encontrarlos, como médicos o en diferentes trabajos y roles, haciendo lo que les gusta. Es muy lindo que ellos se acuerden de mí y que me saluden con tanto cariño".
“Ser maestro es tocar vidas para siempre. Con una palabra podés cambiar una vida”.
Aunque sigue con su vocación intacta, también nota cambios que le preocupan en la educación actual: “Hoy sigo dando clases y me sorprende cómo bajó el nivel. Hay chicos de quinto o sexto grado que les cuesta comprender lo que leen, les cuesta extraer información, hacer un análisis crítico. Creo que esto se debe a varias cuestiones. La pandemia, estar muchas horas conectados a redes, los padres que tienen que trabajar muchas horas y están poco tiempo en sus casas”.
En ese contexto, Perrone también puso el foco sobre los nuevos desafíos que enfrentan tanto los alumnos como los maestros. "Veo que muchas familias creen que las escuelas están para enseñar valores, comportamiento y la verdad que ese es el lugar de la familia y las escuelas tienen que acompañar a esa enseñanza. Yo sé que hasta el último día de mi vida voy a ser docente. Es una profesión que tenés que amar y dedicarte absolutamente siempre".
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Pero su rol como docente va más allá del aula. En su casa, cada día se ocupa de chicos que no tienen a dónde ir: “Soy familia de abrigo. Cuando no estoy dando clases, estoy enseñando acá en casa a tantos chiquitos que no tienen madres, que no tienen padres y que están esperando que alguien se decida a adoptarlos. Hay muchos chicos grandes que están esperando ser adoptados. Mientras tanto, vienen acá, a mi casa, con mis otros hijos, con mi familia”.
Aunque muchos la conocen por su lucha en los tribunales y su trabajo con familiares de víctimas viales, el ser familia de abrigo es tan importante para ella como todo lo demás. Su mensaje es claro: "Quiero alentar a más personas a que, si dudan, se animen igual y den el primer paso, como hice yo". Viviam Perrone es mucho más que una luchadora. Es una maestra de la vida, en todos los sentidos y así lo celebra: "Es hermoso poder transpirar lo que significa ser docente".
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