Patricio Gabilondo: “La crisis de acceso a tierra y vivienda para jóvenes y familias trabajadoras en la Segunda sección: Un desafío político que no puede esperar”
Mientras la crisis habitacional avanza, la planificación urbana y el acceso al suelo siguen siendo una deuda pendiente. Un plan de viviendas accesibles, la liberación de lotes con servicios y créditos accesibles podrían transformar la realidad de miles de familias.
En la Segunda Sección, una región caracterizada por su diversidad social y económica, la falta de acceso a tierra y vivienda se ha convertido en un problema estructural que afecta de manera desproporcionada a jóvenes y familias trabajadoras. Este fenómeno, que no es exclusivo de esta zona pero que aquí adquiere matices particulares, refleja una combinación de factores como el encarecimiento del suelo, la especulación inmobiliaria, la insuficiencia de políticas públicas efectivas y las dificultades económicas de los sectores más vulnerables. A medida que los precios de los alquileres y las propiedades se disparan, el sueño de contar con un hogar propio o al menos un espacio digno para vivir se aleja para quienes dependen de ingresos medios, dejando en evidencia una crisis habitacional que exige soluciones urgentes y creativas.
Una problemática multidimensional
La Segunda Sección, que abarca 15 distritos, áreas urbanas y periurbanas en constante transformación, enfrenta un déficit habitacional que se agrava año tras año. Según datos recientes, el costo promedio de una vivienda supera ampliamente las posibilidades e ingresos de una familia trabajadora típica. Jóvenes entre 18 y 35 años, muchos de ellos en empleos precarios o informales, se ven obligados a postergar su emancipación, compartir espacios hacinados o recurrir a alquileres que consumen más del 40% de sus ingresos, un umbral que los economistas consideran insostenible.
Por su parte, las familias trabajadoras enfrentan un dilema similar. La falta de acceso a créditos accesibles, combinada con la escasez de suelo urbanizado disponible, las empuja hacia asentamientos informales o a zonas alejadas de los centros urbanos, lo que afecta su calidad de vida.
El problema no es solo económico, sino también político y social. Las normativas urbanísticas, en muchos casos obsoletas o flexibilizadas para favorecer intereses privados, no priorizan las necesidades de los sectores trabajadores. Además, la ausencia de un plan integral de vivienda en la región perpetúa la exclusión residencial, un fenómeno que, bajo nuestra mirada, afecta a miles de hogares en la Segunda Sección.
Sin embargo, podemos observar experiencias que mejoraron esta problemática donde la cuestión habitacional son parte de la agenda y de las acciones concretas, con planificación y articulación nacional, provincial y municipal como la Ciudad de Salto con la entrega de gran cantidad de viviendas en los últimos años, la Ciudad de San Antonio de Areco con la política habitacional y la creación de 100 viviendas en el Barrio PROCREAR “Papa Francisco”.
Voces desde el territorio
“Vivimos toda la vida acá, somos trabajadores y no podemos acceder a un pedazo de tierra porque los precios son inalcanzables, en dólares, y no hay oportunidades de financiación”, son las típicas expresiones que se escuchan en cada recorrida, por las ciudades de la región.
Estas expresiones, resumen la frustración de quienes ven cómo el suelo se convierte en un bien de especulación en lugar de un derecho básico.
“Pedimos un terreno o una casa para vivir, no queremos nada gratis, pero las respuestas son siempre las mismas, palabras vacías”. Estas historias no son aisladas; reflejan un pedido extendido entre los habitantes de la Segunda Sección Electoral.
En los últimos años, las tomas de terrenos han aumentado como respuesta desesperada a esta crisis. Familias enteras ocupan tierras fiscales o privadas ante la imposibilidad de pagar alquileres o a un techo digno, con el agravante muchas veces que lo hacen en zonas inundables y sin servicio. Sin embargo, esta práctica, aunque visibiliza el problema, no hace más que solo agravarlo con con grandes conflictos.
Factores agravantes
El encarecimiento de la vivienda en la región no puede entenderse sin considerar el contexto económico más amplio. En este último tiempo el costo de la construcción ha aumentado notablemente, y la actividad ha caído a valores históricos, con la falta de empleo, y los salarios a la baja, la tierra, la vivienda y los alquileres son inalcanzables para la clase media trabajadora. Para una familia trabajadora de la Segunda Sección, esto significa que un departamento de 50 m² puede costar cerca de los $350/$450 mil mensuales, una cifra inalcanzable para muchos.
A esto se suma la falta de una política de vivienda social significativa dada la mirada de la política Nacional del cierre total de la Obra Pública y destrucción de las políticas de hábitat y desarrollo territorial.
Miles de jóvenes y familias se quedan sin alternativas viables.
Alternativas y Estrategias de Abordaje
Frente a esta crisis, proponemos un abanico de alternativas o estrategias que podrían adaptarse a las particularidades de la región.
Plan regional de vivienda: Es imprescindible desarrollar un programa regional masivo de construcción de viviendas asequibles, este plan debería ser integrado por los 15 distritos de la segunda sección y con un análisis situacional de cada territorio.
Generando una vivienda típica regional, donde cada familia pueda ir devolviendo mes a mes con sus ingresos y que sus cuotas no superen el valor de un alquiler.
Plan de Lotes con Servicios:
En la Segunda Sección, donde abundan terrenos fiscales subutilizados, esta medida podría liberar suelo para miles de familias, garantizando servicios básicos como agua, luz y cloacas, y que estas familias puedan acceder a la tierra abonando mes a mes.
Acceso a créditos blandos: Crear líneas de financiamiento estatal o provincial con tasas bajas y plazos largos para jóvenes y familias trabajadoras. Podría ser un programa de microcréditos para la compra de terrenos o la autoconstrucción, acompañado de asesoramiento técnico.
Cooperativas de vivienda: Fomentar la creación de cooperativas gestionadas por los propios habitantes, que permitan adquirir terrenos y construir colectivamente. Este modelo podría reducir costos y empoderar a las comunidades de la Segunda Sección.
Reforma tributaria y uso del suelo: Introducir incentivos fiscales para quienes desarrollen viviendas sociales y penalizar a quienes mantengan tierras o propiedades ociosas.
Un llamado a la acción
La falta de acceso a tierra y vivienda en la Segunda Sección no es un problema aislado, sino un reflejo de desigualdades estructurales que requieren voluntad política y participación ciudadana para resolverse. Las elecciones locales y regionales representan una oportunidad para que los candidatos prioricen esta cuestión en sus agendas, pero la solución no puede esperar a los ciclos electorales. Organizaciones, vecinos y autoridades deben trabajar juntos para transformar el derecho a la vivienda en una acción concreta.
Jóvenes y familias trabajadoras de la Segunda Sección no piden privilegios, sino oportunidades. Como escuchamos en cada recorrida, “queremos un lugar donde criar a nuestros hijos, trabajar y vivir dignamente donde nacimos, donde no tengamos que elegir entre comer o pagar un alquiler”. Atender este reclamo no solo es una cuestión de justicia social, sino también de desarrollo económico y cohesión comunitaria. El tiempo de las palabras ha terminado; es hora de actuar, de hacer, de construir en comunidad.
la Segunda Sección de Buenos Aires es una muestra de los desafíos nacionales en materia de tierra, vivienda y desarrollo urbano. Las familias y los jóvenes trabajadores de sus ciudades pequeñas enfrentan una lucha diaria por un lugar propio, en un contexto donde las políticas públicas avanzan a cuentagotas y el mercado dicta las reglas. El futuro de estas comunidades depende de decisiones políticas valientes que pongan a las personas por encima de los intereses económicos. Solo así, el sueño de una vivienda digna dejará de ser una promesa incumplida para convertirse en una realidad tangible.
Patricio Gabilondo
Ingeniero Civil, Director Provincial de Calidad y Control técnico del servicio sanitario, Dirigente Comunitario Súmate Arrecifes.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión